La reina de las novias, demandada por su expareja
Rosa Clará no repartió con su antiguo socio el beneficio de sus empresas
A la diseñadora catalana Rosa Clará (Barcelona, 1959) le crecen los problemas judiciales. El último conflicto, como tantos otros, lo ha promovido su expareja, Rafael Martínez, que se siente “víctima de un plan urdido” por Clará para perjudicarle económicamente. Martínez cree que no ha percibido su parte de los beneficios que obtienen las firmas de moda nupcial de Clará, que ha vestido de blanco, entre otras muchas famosas, a las actrices Mischa Barton y Paula Echevarría; a la cantante Paulina Rubio; las modelos Esther Cañadas y Marisa Jara, y a celebrities como la americana Amanda Hearts, bisnieta del magnate de la comunicación o las españolas Carla Goyanes o Sónsoles Suárez. Un juez ha admitido la querella y la diseñadora de renombre internacional, una de las preferidas por las famosas, declarará como imputada en noviembre por dos presuntos delitos societarios.
La ruptura sentimental de Clará y Martínez, en las navidades de 2001, fue el origen de una “conflictiva relación profesional” que se ha prolongado diez años y ha dado lugar a un sinfín de batallas judiciales entre ambos. En los noventa, Martínez participó junto a Clará en la creación de diversas sociedades: Exponovias, Exponovias Internacional, Inzofra y Novieuro. Clará había trabajdo antes en Pronovias, pero lo dejó para iniciar su propio proyecto. Ambas son ahora dos buques insignia de la moda española en el extranjero.
El ex de Clará, que en la última pasarela de moda nupcial Barcelona Bridal Week diseñó un traje blanco para el topmodel masculino Andrej Péjic, firmó un acuerdo con la diseñadora por “razones familiares” en 2000. Ese pacto contemplaba que Martínez tenía derecho a recibir parte de los beneficios de esas empresas. Pero solo los que se reparten vía dividendos, algo que ha ocurrido en el año 2003. El resto del tiempo, pese a los “cuantiosos beneficios” obtenidos (14,4 millones entre 2005 y 2009), no ha sido así por la oposición de Clará, que, junto a su socio, Enrique Coronado, “han votado siempre en contra” de esa medida. Antes de eso, Clará consiguió, siempre según la denuncia, que su ex “renunciara a su condición de accionista”. De esa forma pudo “urdir un concierto criminal” contra él para, en vez de repartir beneficios, destinarlos todos “a reservas de las sociedad”.
“No se ha repartido ni un solo céntimo”, abunda la querella, presentada por el abogado Manuel González Peeters. Esa “maniobra” ha permitido a la diseñadora “burlar” el trato con su expareja. La querella tambén denuncia el sueldo “desproporcionado” de un directivo contratado para gestionar la empresa patrimonial Inzofra.
Fuentes cercanas a Clará sostienen, sin embargo, que Martínez ya ha reclamado esas cantidades por la vía civil. Y con cierto éxito. En marzo de este año, el Tribunal Supremo confirmó una sentencia que obligaba a Clará a pagar unos 400.000 euros a su expareja por los beneficios de 2003 a 2007. La diseñadora ha tenido que abonar otro millón de euros por la reclamación de Martínez sobre los años 2008 y 2009, aunque la sentencia está pendiente de confirmación por la Audiencia de Barcelona. “Es un atentado contra la reputación de Rosa Clará a sabiendas de que el contenido económico ya se había hecho”, señalaron las mismas fuentes.
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