El sencillo veraneo del ‘señor Normal’
Hollande y Trierweiler eligen la residencia oficial de vacaciones para descansar
De vacaciones, pero sin perder de vista la evolución de la delicada situación económica europea, el presidente francés, François Hollande, disfruta de dos semanas de descanso en el sur de Francia. El mandatario, que ha hecho de la normalidad su marca distintiva, y su compañera, la periodista Valérie Trierweiler, han querido huir de la polémica y han elegido con ese objetivo la residencia oficial del Fuerte de Brégançon, en la Costa Azul. La nueva pareja presidencial no ha tardado en darse sus primeros baños de multitud por las calles del pueblo vecino de Bormes-les-Mimosas, y las playas de la zona, tras dejar la corbata y los tacones en casa.
“Es simpático porque es simple, me ha dado la mano, es verdaderamente un presidente normal”, contaba una de las ciudadanas que esperaban al nuevo mandatario a su llegada al sur de Francia el pasado jueves por la noche, al micro de la televisión BFMT.
Como viene siendo habitual, Hollande ha querido demarcarse de su antecesor, Nicolas Sarkozy, más adepto al avión privado, y ha viajado desde París en tren. “Son unas vacaciones como las que vivo de costumbre, pero estamos en un contexto muy difícil, hay turbulencias en los mercados europeos”, declaró el presidente —conocido en la prensa de su país como el señor Normal por su contraste con la ostentación que hizo ganar a Sarkozy el apodo de presidente bling bling— nada más llegar a su destino, ante la nube de periodistas que lo esperaba para cubrir su estreno en esto del veraneo presidencial. “Por tanto”, recalcó, “no se trata de unas vacaciones de verdad, pero es un momento de pausa”.
Al día siguiente de llegar, la pareja dio ya su primer paseo por Bornes-les-Mimosas, sonrientes, charlando con los vecinos, echándose fotos y firmando autógrafos. Trierweiler, que desde el escándalo del polémico tuit de apoyo a un tránsfuga socialista ha adoptado un papel discreto, prefirió mantenerse en segundo plano y dejar a su compañero hacer gala de su cercanía y su reputado sentido del humor. De nuevo este fin de semana, los flamantes inquilinos del Fuerte se dejaron caer por la playa, paseando con deportivas como una pareja más, y sin dudar a la hora de detener su paso para saludar a los turistas. El Fuerte de Brégançon es la residencia oficial de los presidentes desde la época de Georges Pompidou, que inauguró la tradición en 1969. Entre sus inquilinos más fieles destaca el exmandatario Jacques Chirac, que se relajaba hasta tal punto que un año los fotógrafos llegaron a tener la posibilidad de inmortalizarlo desnudo en la terraza del Fuerte: su ubicación, en un islote a 35 metros de altura, lo convierte en efecto en un blanco ideal para los paparazis.
Según el semanal satírico Le Canard Enchaîné, la nueva primera dama viajó a Brégançon a mediados de julio para controlar los lugares en los que podrían esconderse las cámaras que los seguirían en busca de imágenes veraniegas.
El socialista François Mitterrand, poco amante del mar, se limitó por su parte a utilizar la residencia presidencial para recibir a mandatarios extranjeros. Lo mismo ocurría con Nicolas Sarkozy, que prefería la lujosa residencia privada de la familia de su esposa, Carla Bruni, en el Cap Nègre, a apenas 18 kilómetros de distancia, y donde la pareja se encuentra de nuevo este verano.
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