_
_
_
_

En busca de Amelia Earhart, pionera de la aviación

Desapareció hace 75 años, cuando trataba de ser la primera aviadora que daba la vuelta al mundo. Se llamaba Amelia Earhart y se convirtió en una leyenda jaleada por las multitudes. El rastro de la piloto se perdió el 2 de julio de 1937 en el Pacífico. Nunca se halló su cuerpo, ni los restos de su avión. A comienzos de este mes, tres cuartos de siglo después, ha zarpado una expedición desde Honolulu (Hawai) con la intención de aclarar el misterio: busca el aeroplano de la pionera estadounidense, un bimotor Lockheed Electra, y quizás encuentre nuevas pistas más allá de las ya conocidas -como algún frasco de cosméticos de los años 30-.

El lugar de destino es un islote llamado Nikumaroro, en Kiribati. Quizá ahora logren demostrar su tesis de que Earhart murió como los náufragos que arriban a un atolón agreste y deshabitado, por agotamiento. Así podría haber fallecido una mujer que, por si no regresaba, dejó escrito a su marido: "Que sepas que soy consciente de los riesgos. Quiero hacerlo porque sí. Una mujer debe intentar hacer cosas que los hombres han intentado. Cuando fracasan, su fracaso debe ser un desafío para otras".

Los expedicionarios, liderados por Richard Gillespie, director del Grupo Internacional para la Recuperación de Aviones Históricos (TIGHAR, en sus siglas en inglés), navegarán unos 2.900 kilómetros para alcanzar el islote. Está situado a 640 kilómetros al Sureste de la isla Howland, donde Earhart y su compañero de vuelo, Fred Noonan, debían haber llegado en una etapa especialmente difícil y donde nunca aterrizaron.

Los buscadores van bien equipados -según Reuters, con el apoyo de los técnicos que encontraron la caja negra del avión de Air France hundido en el Atlántico el año pasado-. Intentarán encontrar el bimotor de Earhart y nuevas pistas sobre lo ocurrido. El coste de la expedición ronda los dos millones de dólares (1,6 millones de euros aproximadamente).

Earhart (Atchison, Kansas, 1897) y su ayudante de navegación iniciaron su último viaje el 1 de junio de 1937, cuando despegaron de Miami para dar la vuelta al mundo. La aviadora quería ser la primera mujer en hacerlo por aire y eligió la vuelta más larga, la ruta ecuatorial. El día 29 tomaron tierra en Nueva Guinea. Ya solo les quedaba algo más de una quinta parte del viaje. En la siguiente etapa se perdió el rastro después de que comunicaran por radio: "El combustible empieza a bajar". Además, el cielo estaba cubierto lo que dificultaba la visibilidad. "Corremos de norte a sur", fue el último mensaje interceptado por el navío estadounidesne Itasca, que les esperaba en la isla Howland, a 640 kilómetros de Nikumaroro.

El enorme despliegue que se organizó para encontrar a Earhart, el mayor de la época -nueve barcos y 66 aviones-, no dio frutos. Se escudriñaron 250.000 kilómetros cuadrados. En vano. En Estados Unidos crecía la leyenda de una mujer que también la tuvo en vida, desde que, en 1928 se convirtió en la primera que cruzó el Atlántico en avión, un viaje en el que, según algunas fuentes, ella se limitó casi a ir de paquete de los otros dos tripulantes.

Su siguiente gran oportunidad llegó en 1932, cinco años después de que Charles Lindberg fuera el primero en cruzar en solitario el Atlántico sin escalas. La aviadora voló, esta vez en solitario, de EEUU a Irlanda. Ya era la heroína de los cielos y le llovieron los honores: era la primera mujer que lograba este vuelo sin compañía. Tres años después, fue la primera persona que voló en solitario sobre el Pacífico, desde Honolulu hasta California.

Aquella mujer que compró su primer avión con el dinero que ahorró con su empleo como trabajadora social, que fue una niña con aficiones vedadas por entonces a las crías incluido trepar a los árboles, que se casó con un relaciones públicas, George Putnam, -quien impulsó su carrera, ella se refería a su matrimonio como "una asociación" con "control dual"-... sigue siendo en un mito. Un mito con película y todo: Amelia, dirigida en 2009 por la india Mira Nair, y con Richard Gere en uno de los papeles estelares.

Una leyenda que, sesenta años después de desaparecer en carne y hueso, logró que se hicieran buenas sus palabras sobre el acicate que debe suponer para una mujer el fracaso anterior de otra. La empresaria texana Linda Finch, con el mismo modelo de aparato que empleó Amelia Earhart, dio la vuelta al mundo en solitario tras los pasos de la malograda pionera. Era el año 1997.

Comentarios

http://nelygarcia.wordpress.com. Cuando se emprende alguna acción, estimulada por el deseo de superación, implicando en ella su corazón; las posibles dificultades, o desgracias, quedan en un segundo plano.
Un homenaje a las mujeres aviadoras de la II Guerra Mundial del la Resistencia:http://www.youtube.com/watch?v=wxnq6m7cl_w&feature=plcp
Un error habitual. Lindberg no fue el primero que cruzó el Atlántico, sino que ganó un concurso periodístico entre Nueva York y París. Los primeros fueron Alcock y Brown en 1919.
Linda Fynch realizó con éxito el periplo que intentaba Amelia pero lo hizo con los medios de navegación modernos. La desaparición de Earhart fue debida casi con toda seguridad a un error de navegación y con un sencillo y barato GPS hoy en dia habría culminado con éxito su empresa. Lo de Linda Fynch no tiene ningún mérito.
Admiro profundamente a Amelia. Era consciente de los riesgos que corría, pero aun así no se amedrentó. Muchas mujeres podemos tomarla como inspiración para superarnos cada día. Saludos

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_