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Tribuna
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Tasa financiera para el desarrollo sostenible

La UE lleva a la Cumbre Río+20 compromisos firmes para un crecimiento más equitativo

Hace ahora veinte años se celebró en Río la primera Cumbre de la Tierra. Esa Cumbre, en la que tuve el privilegio de participar, constituyó un intento de la comunidad mundial de alterar el curso del desarrollo humano optando por un modelo más equitativo y sostenible.

Dos décadas más tarde se han logrado avances significativos en la senda de la sostenibilidad. No obstante, y es fundamental señalarlo, el mundo es hoy un lugar diferente. La Cumbre Río+20 tiene como telón de fondo un contexto mundial en rápida mutación, una crisis económica internacional, un incremento de la población y de la utilización de los recursos del planeta y, a pesar de todos los avances, unos niveles de pobreza inaceptables. Sobre la comunidad de Estados pesa, por lo tanto, una responsabilidad aún mayor de pasar a una nueva etapa en nuestra búsqueda colectiva de integración y sostenibilidad.

La crisis económica actual no es solo fruto de la conducta irresponsable de algunos en el sector financiero, unida a la laxitud de la supervisión. Es también fruto de desequilibrios profundamente arraigados que debemos corregir si queremos generar un crecimiento más sostenible. No solo se trata de desequilibrios económicos mundiales, sino también de desequilibrios relativos a nuestra huella ecológica. Durante el siglo XX, la producción económica mundial se multiplicó por cuarenta y los niveles de vida aumentaron muchísimo. Pero esta evolución no ha estado exenta de costes, al basarse en una utilización insostenible de recursos mundiales escasos (combustibles, metales, minerales, madera, agua y ecosistemas). En 2050 el planeta albergará ya 9 000 millones de personas, por lo que resulta innegable la necesidad de actuar uniendo nuestras fuerzas. Si no respondemos a este desafío, necesitaremos el equivalente de dos planetas para satisfacer nuestras necesidades.

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Para promover la sostenibilidad mundial, la Unión Europea seguirá siendo el principal donante de ayuda

En la Cumbre del G20 en México discutimos la necesidad de economías estables y de mayor crecimiento. Río ofrece al mundo la oportunidad de orientar ese crecimiento hacia una senda integradora y sostenible. No deberíamos desaprovechar esta oportunidad.

La Unión Europea está decidida a lograr resultados concretos en Río. Hemos propuesto metas y objetivos para los ámbitos esenciales en que se basa la economía verde: el agua, los océanos, la tierra y los ecosistemas, los bosques, la energía sostenible y el uso eficiente de los recursos. Son objetivos fundamentales para el crecimiento sostenible. Son, asimismo, indisociables de las cuestiones relativas a la erradicación de la pobreza, el desarrollo social, la seguridad alimentaria y la nutrición. Los más pobres de nuestras sociedades serán quienes más sufran si no utilizamos nuestros recursos de manera sostenible.

Por eso la Unión Europea seguirá defendiendo un programa de trabajo concreto para Río. A tal efecto será imprescindible el apoyo, el compromiso y la movilización de todos, tanto en el sector público como en el privado. Así pues, es crucial que Río+20 refuerce el compromiso en favor del desarrollo sostenible del sector privado y de la sociedad civil, los auténticos motores de nuestras economías. Un compromiso firme del sector privado ayudará también a las economías en desarrollo a agilizar la adopción de tecnologías más eficientes para no quedar atrapadas en prácticas no sostenibles.

La UE sigue plenamente comprometida a alcanzar esas metas a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Además, sin desviar los esfuerzos invertidos para su consecución antes de 2015, también estamos dispuestos a analizar los Objetivos de Desarrollo Sostenible sugeridos por algunos países del G77.

Para promover la sostenibilidad mundial, la Unión Europea seguirá siendo el principal donante de ayuda. Veamos un ejemplo concreto: el 16 de abril de 2012 organizamos en Bruselas, en colaboración con las Naciones Unidas, la Cumbre de la Energía Sostenible para Todos, en la que participó el Secretario General de esa organización, Ban Ki-moon. Durante su trascurso anuncié una nueva iniciativa de la UE, "Energising Development", gracias a la cual 500 millones de personas podrán tener acceso a servicios de energía sostenible de aquí a 2030. La Comisión Europea está estableciendo actualmente un mecanismo de asistencia técnica dotado con 50 millones de euros, que proporcionará a los gobiernos los conocimientos necesarios para poder entablar reformas y desarrollar sus propias estrategias nacionales de acceso a la energía. Nuestra intención es destinar al menos 400 millones de euros durante los dos próximos años a apoyar esas estrategias.

No se trata, empero, de un compromiso relativo a un único aspecto. Solo durante el periodo 2012-2013, la ayuda de la UE a las tres dimensiones del desarrollo sostenible ascenderá a unos 8 000 millones de euros, más de 10 000 millones de dólares estadounidenses.

No obstante, debemos ir más allá de las modalidades tradicionales de la asistencia al desarrollo. En estos tiempos de crisis económica, debemos ser capaces de generar fuentes de financiación innovadoras. Un impuesto mundial sobre las transacciones financieras no solo garantizaría que el sector financiero pagase una contribución equitativa a la economía, sino que podría proporcionar además recursos valiosos para financiar el desarrollo. La UE es una pionera en este ámbito y la Comisión ha propuesto que gran parte de los ingresos que genere un impuesto europeo sobre las transacciones financieras se ingresen en el futuro presupuesto de la UE. Ello contribuirá a garantizar que la UE siga siendo uno de los principales donantes mundiales de asistencia al desarrollo.

Se trata de una señal tangible del compromiso inquebrantable de Europa con el programa de Río, y esperamos que nuestros socios, como partes interesadas a nivel mundial, compartan esta responsabilidad. Pretendemos elaborar un programa de desarrollo sostenible claro y focalizado con miras al futuro. El resultado de esta Cumbre debe ser algo más que una simple declaración de buenas intenciones. En el mundo de hoy día el desarrollo o es sostenible o no es más que mero crecimiento estadístico. La sostenibilidad no es una elección ni una opción; es una condición previa para el desarrollo. Nuestro planeta necesita un programa mundial de crecimiento y empleo ecológicamente sostenible. Se lo debemos a las generaciones venideras y a los miles de millones de personas que viven actualmente en la pobreza, pero que aspiran con razón a un porvenir más prometedor e integrador.

José Manuel Durão Barroso es presidente de la Comisión Europea

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