Putin, protagonista involuntario de los Oscar rusos

La ceremonia de entrega de las estatuillas Nika, los Oscar ruso que otorga la Academia de Artes Cinematográficas de Rusia, se vio ensombrecida por el ataque, en forma de pregunta capciosa, que lanzó la presentadora Ksenia Sobchak a la actriz Chulpán Jamátova. Jamátova, como otros artistas, participó en un vídeo a favor de Vladímir Putin durante la campaña electoral que terminó con el triunfo de este en marzo pasado. Sobchak, presentadora de televisión y miembro del jet-set moscovita que el año pasado se convirtió inesperadamente en una activa opositora al régimen y saliéndose del guion de la ceremonia, le preguntó a Jamátova si ella hubiera participado en el corto propagandístico si no hubiera tenido la Fundación Regale Vida, que ayuda a los niños con cáncer que dispone de fondos gubernamentales.

La sala rompió en abucheos ante la salida de tono de Sobchak, aunque es verdad que en su tiempo circularon rumores de que Jamátova se había visto obligada a aparecer en aquel vídeo para no exponer a su Fundación a represalias por parte del Kremlin. Pero también es cierto que la actriz, una de las mejores de Rusia, nunca ha confirmado haber actuado por temor a que se obstaculizara el financiamiento de Regale Vida.

La transformación de Ksenia Sobchak en opositora al régimen no deja de ser curiosa. Nadie imaginaba que esta actriz participaría en los mítines contra el Kremlin, no solo porque nada indicaba que tuviera inquietudes políticas, sino también por sus antecedentes familiares. Ksenia es hija de Anatoli Sobchak, político de la época de la perestroika que llegó a ser alcalde de San Petersburgo y bajo cuyo mando sirvió Putin primero como jefe del Comité de Asuntos Exteriores y después como vicealcalde.

Más aún, cuando Sobchak fue acusado de corrupción en 1997 y Putin, en una operación digna de una película de espionaje, organizó su fuga a Francia desde el hospital donde se había internado para evitar la cárcel.