_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mujeres en el infierno

Las evidencias sobre las redes de explotación sexual requieren una persecución mas firme

El caso de Susana Trimarco, una madre coraje que lleva 10 años intentando encontrar y liberar a su hija de la red de prostitución que presuntamente la secuestró, está conmocionando a la opinión pública argentina. Un país que ha encarado con determinación los crímenes de la dictadura militar comprueba ahora, a través del juicio que se celebra en San Miguel de Tucumán, que cada año hay decenas de jóvenes desaparecidas que caen en manos de redes mafiosas de explotación sexual. Es una realidad social que los medios, gracias a la valiente iniciativa de Trimarco, están descubriendo a su vez y que se nutre del tráfico de mujeres, de esclavas sexuales y el uso general de métodos atroces para doblegarlas. La investigación realizada por Trimarco en busca de su hija María de los Ángeles Verón (Marita), así como los hechos que están desvelando los medios apuntan, además, a la presunta connivencia de policías, jueces y políticos.

Trimarco ha logrado liberar a 200 mujeres, pero sigue sin encontrar a su hija. La última pista que se tiene sobre ella es que fue enviada a España en 2009. Esta es una conexión en modo alguno extraordinaria. Las redes de tráfico de mujeres no conocen fronteras y Europa es el destino al que llegan cada año unas 500.000 atrapadas por estas redes mafiosas. El juicio celebrado en Madrid a principios de febrero contra uno de los proxenetas más importantes del continente, el rumano Ioan Clamparu (Cabeza de Cerdo), pone de manifiesto hasta qué punto es universal la crueldad de los métodos utilizados para esclavizar a sus víctimas en un negocio que resulta tan lucrativo. Algunos cálculos hablan de un movimiento anual a nivel mundial de entre 4.000 y 6.000 millones de euros.

Pero lo más llamativo de este infame negocio no es solo su dimensión, sino la falta de una respuesta contundente a nivel social y político. España, que se dotó hace tres años de un plan contra la trata de seres humanos para su explotación sexual, ha hecho avances, pero son insuficientes. La gran dificultad en la persecución de los graves delitos que se cometen en este ámbito está en la delimitación de la prostitución forzada de la libremente ejercida. Pero lo cierto es que esta última, según todos los expertos, es ya una actividad muy marginal frente a una explotación masiva y generalizada de la que cada día hay más pruebas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_