El ‘show’ de Truman 2.0
La hija única de Jim Carrey quiere ser una estrella de la canción Los jueces de ‘American idol’ no comparten su opinión
Todos recordamos el momento en que Truman, la estrella catódica involuntaria interpretada por Jim Carrey, se caía del guindo al final de la película por descubrir que toda su vida era de cartón piedra. Jane Carrey, de 24 años, tuvo su momento Truman esta semana, cuando el jurado de American idol (la exitosa versión estadounidense de Operación triunfo) le dio la patada del casting final.
La cosa transcurrió así: una chavala con cara simpaticona, tremendamente parecida a Miley Cyrus, se presentó a las audiciones del programa ante Steven Tyler (algo así como un Risto rehabilitado) y Jennifer López (la obligatoria diva en estas mesas de deliberación). En el vídeo previo declaraba jacarandosa: “Ante todo soy madre [tiene un niño de dos años], pero he sido camarera intermitentemente durante seis años y me dedico también a la música”. Cuando la chica reveló su origen, la latina exclamó: “Pero si yo trabajé con tu padre… y aún eras un bebé, ¡soy una anciana!”. Roto el hielo, Carrey entonó un éxito country de Bonnie Raitt y pasó a la prueba final. Todos contentos. Ya en plató, la estrella en ciernes pinchó intentando impregnar de chorro una versión de Creedence Clearwater Revival. Hasta J.Lo torció el gesto. Estaba fuera. A moco tendido, lloraba ante la cámara proclamando lo decepcionada que estaba consigo misma. Su padre, a quien ella misma había definido como “un hombre extremadamente normal”, la consoló diciéndole que a él le habían dicho que no un montón de veces. Su niña volvía a sonreír.
Cuesta asimilar los esfuerzos de la hija de Jim Carrey por triunfar en la versión estado-unidense de 'OT'
Los esfuerzos de Jane por triunfar en un show de talentos se atragantan casi tanto como la presencia de la hija del cantante de Obús en Gran hermano.Pero basta rascar en su pasado para comprender esa necesidad de reconocimiento artístico. Cuando Jane tenía 15 años, su madre, la exactriz Melissa Carrey, divorciada del actor, le exigió una cantidad superior a los 10.000 dólares de manutención mensual. Su hija, enumeró en los juzgados, precisaba mucho más para pagarse los guardaespaldas, las lecciones de caballo, de esquí, de informática, de interpretación, de baile, de canto, de música y de pilates. Después, Jane se enamoró de un músico de rock duro, Alex Santana, se hizo unos cuantos tatuajes, montó su propio grupo, se casó embarazada de cuatro meses y se separó al año siguiente. Desde entonces visita más al feliz abuelo en sus rodajes. Es su manera de exigir su ración de éxito ficticio.
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