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Blogs / Gastro
Gastronotas de Capel
Por José Carlos Capel

Desayuno en Nueva York

José Carlos Capel

Llevo 3 días en Nueva York soportando colas en todas partes. El sábado 12 una hora a pie de calle hasta conseguir mesa en mi restaurante favorito en China Town, “Joe´s Shangai” www.joeshanghairestaurants.com, del que os hablaré próximamente. Por la noche otras dos horas junto a la ruidosa barra de Red Rooster el nuevo local que acaba de inaugurar Marcus Samuelsson (www.marcussamuelsson.com) en pleno Harlem, lo último entre la sociedad neoyorkina. Y el domingo 13 lo que faltaba. Como me había obsesionado con tomar un brunch me puse a buscar referencias. ¿Cuál es el mejor de la ciudad en estos momentos?

Para evitar fracasos pasé de entrar en los grandes hoteles y me puse a husmear en Zagat, la biblia gastronómica que nunca falla. Y por si acaso también en Time Out que ofrece información contrastada. El resultado fue contundente. Entre los 1.400 establecimientos que ofrecen brunch los domingos en la gran manzana (he escrito bien 1.400), uno sobresale sobre el resto. Se trata de un local pequeño Clinton St. Baking (www.clintonstreetbaking.com) galardonado por decenas de premios, al que el New York Times le otorgó un galardón en 2008 por la calidad de sus tortitas (“best pancakes”)

Nos presentamos en el lugar a las 11,30 de la mañana, hora perfecta y, como el gafe de las esperas no me lo quito de encima la encargada nos amenazó con 2 horas de cola. En lugar de abandonar mis acompañantes y yo decidimos soportar lo que fuera. Por fin, nos llegó el turno y entramos a almorzar a las 13,45 con el local hasta la bandera.

Primera conclusión. Los brunchs en Nueva York ya no son una colación de media mañana como antes, ese ágape que reemplaza el desayuno y sustituye al almuerzo como indica su palabra (“breakfast + lunch) Se trata de una comida de sábados o domingos (un gran negocio para la hostelería) que se sirve en horarios larguísimos, desde las 11,00 h, hasta las 18,00, según los lugares, es decir, un desayuno, comida y hasta merienda-cena, según los casos.

Salvo excepciones tampoco hay bufés abiertos, sino que la mayoría son a la carta con especialidades obligadas, como el bloody Mary, los zumos, los huevos benedictine o revueltos con lo que sea, además de café y bollería. Y tercero, se hacen brunchs con cualquier comida como este “Sicilian brunch” que aparece en la pizarra que he fotografiado en la calle.

El famoso Clinton St. Baking es una panadería y pastelería ideal para desayunar o merendar entre semana, cuyo brunch, que se sirve en raciones muy abundantes, es magnífico. Tomamos zumos de frutas, huevos benedictine, tortilla de beicon a la salsa de tomate y una tortitas con nata y mermelada memorables. El café, tipo americano, muy agradable y los “muffins” y los “scones” de alta gama.

Al final, pagamos 98 dólares por 3 personas, unos 28 euros per capita.

El brunch, volví a pensar, no deja de ser un desayuno inglés en versión XXL, de tal manera que primero se almuerza y luego se desayuna. Me sigue pareciendo asombroso que un país entero se ponga de acuerdo para comer lo mismo una vez a la semana.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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