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El PNV salva los muebles en su bastión vizcaíno

Bildu absorbe el voto 'abertzale' y supera al PSE como segunda fuerza

En Sabin Etxea pueden respirar aliviados. El ciclón Bildu pasó también ayer por Vizcaya, pero no afectó a los cimientos de un PNV que pudo salvar los muebles en su bastión más preciado. La irrupción de la coalición ha alterado el mapa político del territorio, como estaba previsto, pero sin infringir a los nacionalistas el castigo que incluso estos temían. La lista encabezada por José Luis Bilbao se deja solo un juntero en las urnas y supera en diez a una candidatura abertzale que, no obstante, se sitúa como segunda fuerza en detrimento del PSE. El PP pierde votos, pero mantiene su representación, mientras desaparecen del mapa las demás siglas.

Con una abstención del 36%, sensiblemente inferior a la de los anteriores comicios forales, el PNV estabiliza su número de sufragios, si bien suponen tres puntos porcentuales menos, que son los que repercuten en la merma de un juntero. Los nacionalistas lo pierden en la comarca de Urdaibai, quizá por su decidida apuesta por un nuevo museo Guggenheim, que no ha calado entre la ciudadanía. Los procesos judiciales en los que se han visto implicados cargos del partido no parecen haber influido sobremanera en las urnas, dado que la distancia sobre la segunda fuerza incluso se ha incrementado a diez representantes.

El liderazgo de la oposición le corresponde ahora a Bildu, que se beneficia de la polémica suscitada en torno a su legalización y obtiene recompensa a su apuesta exclusiva por las vías pacíficas y democráticas. La coalición irrumpe con fuerza, absorbe el voto abertzale, y deja fuera de las Juntas Generales a EB y Aralar. Su entrada en la Cámara territorial repercute, además, en el descalabro del PSE.

Los socialistas ven interrumpido su ascenso de la última década, pierden cinco junteros (uno de ellos se lo arrebató el PNV a última hora) y se quedan en nueve. La plancha liderada por José Antonio Pastor no ha sido ajena al desgaste del PSE en Euskadi y del PSOE en el conjunto de España como consecuencia de la recesión. El PP, por su parte, no ha sido capaz de aprovechar la ola a favor y, aunque mantiene su número de escaños, pierde respaldos.

Vizcaya ha sido el escenario más estable ante la tormenta que ha revuelto el mapa político vasco. Y el que menos atomizado queda, con solo cuatro partidos representados en las Juntas Generales, por lo que las opciones de que alguno ejerza de bisagra se han reducido a la mínima expresión. Aunque lejos de ser absoluta, la mayoría del PNV parece suficiente para facilitar la tercera investidura de José Luis Bilbao y mantener un Gobierno sólido durante los cuatro próximos años.

Se antoja difícil, cuando no imposible, un entendimiento entre Bildu, PSE y PP para conformar una oposición en bloque, por lo que a los nacionalistas les bastaría con acuerdos puntuales para sacar adelante sus apuestas estratégicas, como ha ocurrido desde 2007.

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