Dos detenidos por el incendio de Horta de Sant Joan en el que murieron cinco bomberos
A los arrestados se les imputa un delito de incendio forestal, cinco delitos de homicidio por imprudencia y otro de lesiones
Los Mossos d'Esquadra han detenido a dos personas como presuntos autores del incendio de Horta de Sant Joan del pasado mes de julio en cuyos trabajos de extinción murieron cinco bomberos. Los detenidos son Lorenzo F.M., de 27 años y vecino de Calig (Castellón) y Antonio P.M., de 26 y vecino de L'Aldea (Tarragona), ambos de nacionalidad española, localizados por agentes de los mossos en Amposta y Tortosa, respectivamente. A ambos se les imputa incendio forestal intencionado con agravantes, pero no les acusa de homicidio imprudente por el momento.
Las pesquisas del Area Territorial de Investigación de las Tierras del Ebro en colaboración con la Unidad Central de Medio Ambiente de los Mossos ha permitido demostrar, entre otras cuestiones, que las dos personas se encontraban en la zona y hora de los hechos cuando se inició el fuego. Según los mossos, la investigación, iniciada hace seis meses, prueba también que "los dos arrestados encendieron fuego en el suelo a pesar de la prohibición y las condiciones meteorológicas adversas que se registraban aquel día". La detención tuvo lugar el pasado jueves día 7 y ambos pasaron a disposición del juzgado de Gandesa que, tras tomarles declaración, decretó prisión preventiva para los dos detenidos y el secreto sumarial.
El quinto bombero muerto a consecuencia de este incendio fallecía el 24 de julio en el hospital del Valle Hebrón el mismo día que los equipos de extinción controlaban el devastador incendio tras calcinar 1.140 hectáreas, 400 de las cuales del parque natural de Els Ports de Beseit.
Los dos detenidos han admitido que hicieron un fuego en la zona pero ha negado que tuvieran la intencionalidad de provocar un incendio. Sin embargo, se han contradicho sobre detalles de ese fuego.
Tras declarar en el juzgado de Gandesa entre la tarde del viernes y las 6 horas del sábado, la juez considera en su interlocutoria, dictada este sábado, que pueden haber cometido un delito de incendio forestal intencionado del artículo 352 del Código Penal, con los agravantes del 353, al afectar a una gran cantidad de superficie y a un espacio protegido, y al provocar un grave deterioro de los recursos naturales. El artículo 352 prevé penas de cárcel de uno a cinco años y multa de 12 a 18 meses para quienes incendien masas forestales. Sin embargo, si ha peligrado la vida de personas, la pena puede alcanzar los 20 años de prisión, en aplicación del artículo 351.
En las primeras horas después de controlado el incendio, el conseller de Medio Ambiente de la Generalitat, Francesc Baltasar, atribuyó el origen del fuego a un rayo caído seis días antes del incendio. El rayo, según la versión de Baltasar, había caído el 14 de julio y provocado un pequeño incendio en la hojarasca seca que había acumulada a los pies de un pino y aguardó en forma de brasa hasta encontrar unas condiciones climatológicas propicias para propagarse, ya que hasta entonces la humedad era del 50%, casi no soplaba viento y el calor era soportable.
Sin embargo, la situación cambió a partir del día 20, cuando la humedad cayó en picado, la temperatura subió y el viento empezó a soplar con fuerza, lo que avivó las brasas que aún persistían entre la hojarasca, que se convirtieron en una mecha que acabó dando pie al mortal incendio, relató entonces Baltasar.
Los técnicos informaron al conseller de que el incendio se habría iniciado la noche del 20 de julio y avanzado muy lentamente, ya que al mediodía del día 21 el perímetro alcanzado por las llamas era de tan sólo 50 hectáreas. En esas 50 hectáreas se halló el epicentro barajado: un pino de 14 metros de altura y 30 centímetros de diámetro que presentaba las típicas marcas que dejan los rayos, una larga herida muy reciente, de la que aún supuraba resina.
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