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Reportaje:

La venerada sangre de San Pantaleón

El Monasterio de la Encarnación expone hoy, como cada año, la ampolla con la sangre supuestamente licuada del santo

Fenómeno o leyenda, San Pantaleón logra cada 27 de julio acaparar la atención de cientos de personas dispuestas a observar el prodigio. La tradición cristiana cuenta que cada año en estas fechas la sangre del santo, parte de la cual se conserva en una ampolla en la Iglesia del Monasterio de la Encarnación, regresa a su estado líquido con motivo del aniversario de su martirio.

Como cada leyenda, el caso de San Pantaleón (que comparte prodigio con las reliquias San Genaro, en Italia) deriva en múltiples interpretaciones. Tradicionalmente se ha dicho que si llegadas estas fechas la sangre del santo no se licúa hay que presagiar la llegada de una catástrofe. Algunos apuntan a que la sangre no sufrió este proceso en las dos guerras mundiales. Otros, sin embargo, aseguran que la sangre siempre se ha licuado en las mismas fechas sin excepción.

En una de las vitrinas de la Iglesia madrileña se guarda, en un relicario, un hueso de San Pantaleón y una ampolla pequeña de vidrio con la supuesta sangre del mártir. El elemento permanece solidificada todo el año, y con motivo de su fiesta, desde comienzos del siglo XVII, se puede observar cómo la sangre se va diluyendo lentamente y pasa del color parduzco oscuro a un color más rojo y transparente. Así permanece tradicionalmente desde el día 26 hasta la tarde del 27 de julio, día del martirio y muerte del santo, en que se solidifica de nuevo.

Médico mártir

La historia de San Pantaleón cuenta que este médico del siglo IV y nacido en Nicomedia (actual Turquía), a quienes los supersticiosos de la época acusaban de practicar la magia, fue decapitado tras negarse a renegar de la fé cristiana, a la que se había convertido, en la época de la persecución del emperador romano Diocleciano. La muerte del prestigioso médico de la época, que sirvió al emperador Galerio Maximiano cobró relevancia, al igual que San Genaro, al fallar las condenas a muerte a las que ambos fueron condenados. Como San Genaro, San Pantaleón fue llevado a morir en las garras de las fieras pero la tradición cuenta que los animales se amansaron ante su presencia. Sus discípulos recogieron la sangre tras la decapitación y la distribuyeron en relicarios.

Esta vez, como manda la tradición, la Iglesia del Monasterio de la Encarnación de Madrid ha expuesto las reliquias del mártir desde las 8.00 hasta las 14.00 y desde las 19.00 hasta las 22.00. Será en el último tramo cuando la sangre de San Pantaleón volverá a su estado sólido. Aquellos curiosos que se pierdan el prodigio tendrán el consuelo de esperar un año exactamente para observar el fenómeno. Aunque otra opción es viajar a Nápoles, donde la sangre de San Genaro experimenta el mismo proceso el 19 de septiembre.

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