La recuperación económica ayuda a las administraciones públicas a cumplir el déficit por primera vez
La Administración central es la que más se desvía del objetivo. Los Ayuntamientos registran un superávit equivalente al 0,62% del PIB
España cumplió el objetivo de déficit público el año pasado por primera vez desde 2008. Las Administraciones Públicas limaron los números rojos un 12% hasta reducir el agujero presupuestario al 4,33% del PIB, por debajo de la meta del 4,6% marcada por la Comisión Europea. El primer aprobado en materia presupuestaria de la era Rajoy llega gracias al tirón del crecimiento económico y a la vista gorda que hace Bruselas —bajó el listón hasta en dos ocasiones—.Al cumplimiento también contribuyeron los ajustes aprobados el año pasado, congelación del gasto del Estado central y subida del impuesto de sociedades, así como el holgado superávit de los Ayuntamientos (0,62%).
Recorrer el camino es más fácil cuando el viento sopla a favor. El dinamismo económico ha ayudado al Ejecutivo de Rajoy a cumplir con la tarea encomendada por Bruselas de bajar el déficit público por debajo del 4,6% del PIB en 2016. El conjunto de las Administraciones Públicas registraron una desviación entre gastos e ingresos públicos equivalentes al 4,33% del PIB y cumplieron por primera vez con el objetivo marcado por la Comisión Europea, desde que está bajo el Procedimiento de Déficit Excesivo (PDE), que Bruselas abrió en 2008 por el alarmante agujero de las cuentas públicas.
“Si no hubiéramos bajado el déficit público no estaríamos creciendo como lo estamos haciendo. No es consecuencia, es la causa”, ha insistido este jueves el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Argumenta que reducir el déficit a ese ritmo, más lento de lo inicialmente previsto, permite que la economía crezca a más velocidad.
En realidad, España cumple porque Bruselas acercó la meta. El año pasado suavizó hasta en dos ocasiones el objetivo de déficit inicial que estaba en el 2,8% del PIB y lo dejó finalmente en el 4,6%. Una tarea más asequible sobre todo porque en 2015 las Administraciones Públicas españolas no alcanzaron la meta y estuvieron a un tris de recibir un duro correctivo de la Comisión.
Pero el crecimiento económico, el PIB avanzó a un ritmo del 3,2% el año pasado, de dejó notar en la recaudación que permitió amortiguar las rebajas de impuestos. También influyó en los importantes ahorros en las prestaciones por desempleo e intereses de la deuda, y en el incremento de los ingresos que aporta el sistema de financiación a las comunidades autónomas.
Al desbrozar el maremágnum de datos ofrecidos por Hacienda se observa como las comunidades autónomas son las que más redujeron sus números rojos. Cerraron con una desviación del 0,82% del PIB, casi la mitad que el año anterior. Pero lo cierto es que superan por poco la línea roja del 0,7%, que se les había encargado.
Buena parte del ajuste se explica por el fuerte aumento de ingresos que recibieron a través del sistema de financiación autonómica. Un buen pellizco del aumento de la recaudación va a parar a sus arcas. En total sumaron 8.200 millones de euros más. Además, siguieron ajustando sus cuentas con otro nuevo mordisco a la inversión pública.
El balance autonómico muestra que 11 de las 17 autonomías cumplieron el déficit. Solo seis comunidades —Aragón, Cantabria, Cataluña, Extremadura, Murcia, y Comunidad Valenciana— fueron incapaces de contener sus números rojos al tope pactado con el Gobierno.
Montoro valoró el buen dato de las comunidades. "Es un cierre muy positivo. Hay que desterrar la idea de que las comunidades autónomas están descontroladas y no son controlables", dijo. El ministro recordó el esfuerzo que han hecho las Administraciones regionales al pasar de un déficit del 3,35% en 2011 al 0,82% cinco años después a pesar de los años de recesión.
El Estado central incumple su tarea. Registra un déficit del 2,52% (sin contar las ayudas financieras, unos 2.400 millones por los costes de su participación en Bankia y la Sareb, el banco malo), frente a un objetivo del 2,2%. Y eso que el Ejecutivo incrementó el impuesto de sociedades a finales del año pasado para reanimar su recaudación. En septiembre, los ingresos de este impuesto caían un 22,5%. Al final del año pasado subió un 5%, según los datos de Hacienda. El aumento de los pagos fraccionados a cuenta del impuesto de sociedades aportó más recaudación de la esperada.
El Estado central aplicó otros ajustes como el acuerdo de no disponibilidad de gasto o el cierre anticipado de los ministerios que supuso un ahorro de 4.675 millones. La reducción del gasto de intereses o la bajada del gasto en prestaciones por desempleo, al bajar el paro, también redujeron los gastos en 7.500 millones. La fuerza de la economía ayudó a estos ahorros y a insuflar fuerza a la recaudación a pesar de la bajada de impuestos —el tipo de sociedades bajó al 25% y se completó la rebaja del IRPF—.
Los Ayuntamientos son las únicas administraciones con superávit. Acumulan ahorros desde 2012. Pero el año pasado lograron un saldo positivo récord del 0,64%. La fuerte restricción presupuestaria que les impone Hacienda, a través de la regla de gasto —un instrumento que les impide elevar el gasto por encima del crecimiento potencial— provoca estos superávit. De los 7.083 millones de ahorros de las corporaciones locales, Madrid aportó 1.115 millones.
Números rojos crecientes en la Seguridad Social
Al mismo tiempo que se divulgaron ayer las cifras de ejecución presupuestaria de 2016, se conocieron también las de enero y febrero de este año. Las primeras arrojan para el sistema de pensiones un saldo negativo de 20.283 millones (1,82% del PIB) si la cuenta la hace el Ministerio de Hacienda. Se reduce hasta los 18.096 millones (1,62%) si se añaden los números del Servicio Público de Empleo y del Fogasa.
Si las cuentas las hacen los interventores de la Seguridad Social, se quedan en 18.701 millones (1,67%) por la diferente forma de contar los intereses del Fondo de Reserva, los pagos de difícil cobros y un cajón de sastre llamado "otros ajustes". 1.600 millones arriba o abajo no esconden, un año más, el agujero más abultado de la historia.
Y, por si fuera poco, las cuentas siguen deteriorándose. Hasta febrero la Seguridad Social tenía un saldo positivo de 2.737 millones, 300 millones menos que el año pasado por estas fechas. Parte (100 millones) se explican porque las transferencias del estado han bajado algo, la otra porque las cotizaciones todavía no crecen (4,37%) a un ritmo suficiente para compensar los gastos crecientes. / M. V. G.
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