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Veinte economistas contra la multa de Bruselas

Expertos de tendencias y nacionalidades diversas coinciden en que imponer ahora más austeridad a España y Portugal resultaría contraproducente

Claudi Pérez
El ministro en funciones de Economía, Luis de Guindos (c), en la reunión del Eurogrupo del pasado 11 de julio.
El ministro en funciones de Economía, Luis de Guindos (c), en la reunión del Eurogrupo del pasado 11 de julio.O. HOSLET (EFE)

El Pacto de Estabilidad se ha violado en 165 ocasiones en los tres últimos lustros, según un prestigioso think tank alemán. Francia ha incumplido a menudo los objetivos de déficit: en 12 ocasiones (pero “Francia es Francia”, según el jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker). Alemania, siete veces —una sola vez menos que España—, pero evitó las multas por el expeditivo método de cambiar las reglas cuando le convino. España y Portugal estrenarán la semana próxima el estigmatizador capítulo de las sanciones: la multa será mínima, puede que incluso nula, pero se congelarán 1.100 millones en fondos europeos y se estrechará la vigilancia sobre la política fiscal española, de nuevo bajo tutela de la UE.

España incumplió porque quiso (elevó el gasto y bajó los impuestos cuando no había margen) las metas de déficit de 2015, eso es impepinable. Veinte expertos internacionales consultados por EL PAÍS, sin embargo, cargan contra la posibilidad de que Bruselas apriete el botón nuclear de las sanciones e imponga más austeridad. Por las más diversas razones, los economistas consultados —keynesianos y liberales, norteamericanos y europeos, de países acreedores y deudores— subrayan que una multa sería contraproducente en la tesitura actual, con un ramillete de riesgos económicos y políticos al acecho.

Peter Bofinger, Consejo Alemán de Expertos Económicos. “La austeridad fiscal severa aplicada entre 2011 y 2013 llevó a la recesión a Portugal y España. Después, incumplir el pacto era lo adecuado: junto con las medidas del BCE, permitió la recuperación. El ejemplo de Grecia muestra los efectos devastadores de aplicar recortes a cualquier precio”, dice uno de los sabios que asesoran a la canciller Merkel. “Los déficit de España y Portugal no son mucho más elevados que los de economías avanzadas como EE UU, Reino Unido, Japón o Francia. Nadie ha sancionado a esos países por hacer lo adecuado en el entorno económico actual. Las multas serían una señal política completamente equivocada, pero también un error económico mayúsculo”.

Charles Wyplosz, Graduate Institute. “Las sanciones son el equivalente a una bomba atómica: un arma de disuasión que nunca debe usarse. El problema es que en la Comisión ya no hay economistas: esperemos que la pléyade de abogados y diplomáticos de Bruselas encuentre una forma inteligente de esquivar este absurdo con dos países que han hecho grandes progresos”.

A favor del castigo

“No podemos estirar más las reglas sin crear graves problemas a Alemania. Y si tuviéramos que estirar de nuevo, las ayudas a los bancos italianos estarían en lo más alto de la lista. Las sanciones tienen un coste económico y político, pero el coste de degradar por completo la Unión Económica y Monetaria sería mayor”. Así se expresa uno de los asesores de François Hollande en el Elíseo, que prefiere resguardarse en el anonimato: la prioridad de Francia es Italia, no España.

Entre los economistas consultados hay varios alemanes partidarios de las multas. Jurgen Donges, de Colonia, no duda de que España “ha hecho esfuerzos”, pero conmina a la Comisión a hacer cumplir las reglas. “Las continuas infracciones son una de las causas del euroescepticismo en Alemania, Holanda, Austria y Finlandia”. Ansgar Belke, de Essen, cree que las sanciones “son apropiadas”, pero critica a Bruselas: “España bajó impuestos cuando no debía y Portugal aplica medidas expansivas sin dinero para financiarlas. Pero Italia está a punto de circunvalar las reglas de ayudas a los bancos, y Francia ha violado repetidamente las reglas fiscales: los débiles se llevan los palos y los grandes siguen adelante sin un rasguño”. El influyente Hans-Werner Sinn, exdirector del IFO alemán, declara que las reglas fiscales europeas “son la contraprestación de los rescates del Mede y de las medidas del BCE para proteger al contribuyente europeo”. Sinn aboga por importar el sistema de Estados Unidos: “No hay restricciones al endeudamiento, no hay multas, no hay rescates: es el mercado quien castiga. Trasladado a Europa, eso haría innecesario el procedimiento por déficit excesivo”.

Carmen Reinhart, Harvard. “No puedo imaginar un timing más equivocado. El Brexit es una señal global de división en la UE; las sanciones serían una segunda señal. Empeorarán las condiciones económicas, y políticamente son combustible de primera para una situación que se pone fea”.

Paul De Grauwe, London School. “No recuerdo un grado de estupidez económica semejante. La Comisión aplica una y otra vez reglas que han dejado heridas a millones de personas; tiende a convertirse en inexplicable aliado de las fuerzas antieuropeas”.

Wolfgang Münchau, Eurointelligence. “La única razón por la que seguimos con esta charada es que la Comisión ha perdido credibilidad y no sabe cómo recuperarla. Y ha encontrado dos pobres diablos, España y Portugal, frente al poderío de Alemania y Francia, con quienes nunca se atrevería”.

Alberto Alesina, Harvard. “Yo no impondría sanciones. La recesión hubiera sido menos intensa con ajuste del gasto; para eso habría que reformar la gobernanza económica de forma fulminante”.

Bary Eichengreen, historiador de Berkeley. “Sancionar y forzar alzas de impuestos y recortes de gasto condena a España y Portugal a un periodo de bajo crecimiento, y por tanto a un déficit aún más resistente a bajar”.

Mark Blyth, profesor de Brown. “Bruselas quiere lanzar un mensaje de dureza tras el Brexit. Se equivoca de plano: cuidado con los efectos secundarios, euroescepticismo y sacudidas económico-financieras. El superávit comercial alemán está en máximos y viola todas las reglas: ¿Por qué no hay multa en Berlín?”.

Ángel Gurría, OCDE. “La última cosa que Europa necesita en este momento son las sanciones, que crearán más división. Europa necesita flexibilidad, no multas”.

Alessandro Leipold, ex del FMI. “El pacto debería aplicarse de manera inteligente; las sanciones nunca son inteligentes, aún menos con la actual situación económica. Todo el proceso es entre desafortunado y lamentable”.

Philippe Legrain, exasesor de la Comisión. “Políticamente es incendiario, y no hay justificación económica para la multa, ni para un mayor ajuste fiscal: en un momento de tipos de interés negativos, paro elevado y déficit de demanda, los Gobiernos deberían invertir. Pero los que quieren no pueden, y los que pueden no quieren. Esperemos que Berlín se lo piense dos veces”.

Kevin O’Rourke, Oxford. “La Comisión está secuestrada por intereses antieuropeos. No hay otra explicación racional para un movimiento tan estúpido”.

Guntram Wolff, Bruegel. “España y Portugal han hecho esfuerzos sustanciales: la multa enviaría el mensaje equivocado. Bruselas no tiene otro remedio: todo está en manos del Consejo. Hay que volver a reformar las reglas”.

Desmond Lachman, American Enterprise Institute. “Con la incertidumbre actual no tiene sentido aplicar las reglas ciegamente: ni las normas fiscales con España, ni las bancarias con Italia, ni las de inmigración con Reino Unido. No estoy seguro de que Bruselas sea consciente del grave riesgo de desintegración de la UE”.

Jacob Kirkegaard, Peterson Institute. “A pesar del alto paro, el ajuste de España cuenta una historia de relativo éxito en la eurozona. No merece la sanción: lo absurdo es que el riesgo está ahí para que nadie acuse a la Comisión de actuar contra los países pequeños como Portugal, que sí la merece porque ha revertido parte del ajuste y las reformas”.

Simon Tilford, Center for European Reform. “A Bruselas le gustaba decir que España era el alumno modélico: pero si crece es justamente porque resistió con sensatez las presiones para aprobar una nueva ronda de austeridad. Es preocupante ese dogmatismo de Bruselas con las sanciones”.

Francesco Papadia, exdirector del BCE. “La Comisión trata de equilibrar necesidades contradictorias: hay que respetar las reglas, pero hay que interpretarlas de la forma más flexible. No sé cómo demonios se puede tomar una decisión así”.

Jorg Bibow, Skidmore. “La austeridad a rajatabla de 2011 y 2012 fue contraproducente. La austeridad algo más suave explica la recuperación frágil y desigual. Bruselas parece dispuesta a arriesgar una vez más esa reactivación por hacer cumplir la locura de un Maastricht fallido. España y Portugal son las víctimas propiciatorias. Decisiones así llevan el proyecto europeo al naufragio”.

Lorenzo Codogno, exdirector del Tesoro italiano. “La Comisión tiene la obligación de aplicar las reglas. Estrictamente. Pero los líderes políticos tienen la obligación de encontrar la manera de que España goce de cierto tiempo extra para ajustarse, preservando la validez de las normas”.

Federico Santi, Eurasia. “Las sanciones pueden elevar los riesgos políticos en ambos países”.

Lisboa dice que la sanción será perjudicial

Portugal ha remitido a Bruselas sus argumentaciones para evitar una multa por incumplir el déficit. Embarcado en el mismo proceso de amenaza de sanciones que España, el Ejecutivo luso ha alegado que “imponer multas a un país que está implementando una exigente senda de reducción del déficit es desproporcionado”. El ministro de Finanzas, Mário Centeno, afirma en la misiva que “castigar por el pasado no tiene sentido político o económico en el caso de un país que está adoptando acciones efectivas” y que está “en la senda para cumplir”.

Es más, a su juicio sería “contraproducente porque perjudicaría los esfuerzos para lograr el objetivo”. Centeno cita el compromiso luso con la consolidación fiscal, cómo se ha rebajado el déficit y las medidas tomadas como bajadas de salarios, recortes de funcionarios o subidas de impuestos. Y subraya cómo eso ha tenido un “gran coste social”: “El impacto inmediato de las medidas fue una economía en recesión, un alza del paro y un gran flujo de jóvenes abandonando el país”. Destaca que todas esas iniciativas se aprobaron con la participación de la Comisión y que han conducido a “la mayor tasa de desempleo en la historia de Portugal”. “Además del daño económico, habría un impacto en el nivel de apoyo al proyecto europeo en Portugal”, advierte.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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