El Consejo Europeo se inclina por no sancionar a España por el déficit
El 'Brexit' dificulta la imposición de sanciones a Madrid y Lisboa por sus agujeros fiscales
La primera batalla de la legislatura en Bruselas empieza incluso antes de formar Gobierno. La Comisión Europea iniciará el 5 de julio un procedimiento de sanción por “falta de acción efectiva” para controlar el déficit tras el incumplimiento de 2015. Pero las turbulencias causadas por el Brexit benefician a España: el Consejo Europeo (los jefes de Estado y de Gobierno de la UE) se inclina por no multar ni a España ni a Portugal, en situación delicada por la fragilidad de su banca. Lisboa y Madrid defendieron en la cumbre que han hecho esfuerzos para evitar el castigo: el italiano Matteo Renzi apoyó en público que no haya multas. Francia tampoco las quiere. Una alta fuente europea aseguró a EL PAÍS que no hay apetito para ello, aunque queda un fleco fundamental: el plácet de Berlín.
Bruselas evitó multar a España y Portugal para no interferir en la campaña electoral española y, sobre todo, con vistas a no generar inestabilidad antes del referéndum británico sobre la UE. El brazo Ejecutivo de la Unión tiene previsto activar el procedimiento de sanción el martes. “Bruselas es flexible, pero hasta España reconoce que no ha tomado medidas efectivas para controlar el déficit”, asegura una alta fuente comunitaria. Los ministros de Finanzas podrían dar el visto bueno a esa propuesta en el Ecofin del 12 de julio, y la Comisión tiene después 20 días para tomar una decisión sobre la cuantía de la multa, que puede ascender hasta el 0,2% del PIB: unos 2.100 millones. Madrid puede presentar alegaciones con posterioridad, y los ministros tienen la última palabra: el Ecofin decidirá finalmente si hay sanción o no, si reduce la cuantía que propone Bruselas o incluso si deja la multa en cero euros, la opción que prefiere España.
Ese proceso estaba claro desde hace tiempo, pero el inesperado Brexit altera la ecuación en favor de España y Portugal. El primer ministro del Gobierno portugués, Antonio Costa, sacó el asunto en mitad de la cumbre, alegando que Portugal ha hecho grandes esfuerzos. El presidente en funciones, Mariano Rajoy, insistió también en que España ha reducido su déficit del 9,3% al 5% del PIB a pesar de haber sufrido una dura recesión, pero no descartó que finalmente haya multa. “Creo que España ha estabilizado su situación y que eso ha ayudado a Europa. Espero que las cosas se hagan de manera razonable”, dijo.
El ministro francés Michel Sapin ya rechazó hace un par de semanas las multas a España y Portugal. Ayer fue el primer ministro italiano, Matteo Renzi, quien salió públicamente a defender que no haya sanciones. Tanto Francia como Italia temen correr la misma suerte en el futuro, una vez abierta esa puerta: Renzi intervino en la cumbre “par dar la razón a Portugal y España”, según explicó él mismo en una comparecencia. “Es un absurdo que no se utilice el sentido común con las reglas fiscales”, añadió. Una alta fuente europea explicó a este diario que entre los líderes del Consejo no hay apetito por la sanción. El Brexit se ha cruzado en el camino del rigor: el jefe del BCE, Mario Draghi, vaticinó ante los líderes un escenario en el que las turbulencias pueden causar destrozos en la banca europea, aún vulnerable en Portugal e Italia. “No es momento de rigidez con las reglas”, según las fuentes consultadas.
Habrá que verlo: Alemania tiene la última palabra. Su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha pedido públicamente dureza, al igual que el jefe del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem. Fuentes alemanas explicaron ayer que Berlín quiere que Bruselas haga su trabajo: “Solo después de que la Comisión haga lo que tiene que hacer y tome una decisión sobre sanciones, Alemania fijará su posición”. El Ejecutivo comunitario tiene una difícil papeleta: sabe que España ha incumplido y con las reglas en la mano la sanción está cantada. Sabe que no hay apetito en el Consejo, que puede tumbar la multa y dejar en evidencia a la Comisión. Sabe, en fin, que tome la decisión que tome recibirá duras críticas de uno y otro lado, por ser demasiado rigurosa o demasiado flexible, con una Alemania cada vez más enfrentada —en varios frentes— el Ejecutivo que preside Jean-Claude Juncker.
Francia apuesta por la inversión como receta
La posición de París sobre las medidas necesarias para que los Veintiocho retomen el impulso económico tras el Brexit pasan por “invertir más, organizar la zona euro más democráticamente y armonizar la política fiscal”, según defendió el presidente francés, François Hollande, durante la cumbre. El líder galo cree también que hay que volver la vista hacia los jóvenes, fuertemente golpeados por el paro. La apuesta de Francia por aumentar la inversión coincide con la postura de Bruselas, que prolongará el Plan Juncker, y del presidente del BCE, Mario Draghi, y choca con la posición alemana, que ha ignorado las sucesivas recomendaciones en este sentido.
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