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Narendra Modi da la talla

El primer ministro de India da un impulso al país pese a la crisis y la fricción política

El primer ministro indio, Narendra Modi, en la feria industrial de Hannover.
El primer ministro indio, Narendra Modi, en la feria industrial de Hannover.TOBIAS SCHWARZ (AFP)

Un año y dos meses después de su llegada al poder con mayoría absoluta, Narendra Modi, el político de extracción humilde que se hizo famoso como gobernador de la región de Gujarat, mantiene el apoyo del electorado que le votó para cambiar a la India. Sus propuestas para modernizar al país han encontrado tal respaldo que ni la lentitud de las reformas ha mermado su fulgor inicial. El ‘efecto Modi’ no se ha detenido.Líder del BJP (Bharatiya Janata Party) y de la coalición que le llevó al poder, la NDA (National Democratic Alliance), el actual primer ministro encandiló al país con unas propuestas, muy ambiciosas: liberalizar la asfixiante burocracia, mejorar el clima para hacer negocios, combatir la corrupción, impulsar la industrialización y mejorar las infraestructuras.

Modri hizo estas promesas respaldado por la gestión en Gujarat y los indios le creyeron. “Como mandatario de Gujarat”, explica Fernando Delage, exdirector de la Casa Asia, “llevó al Estado a registrar las más altas tasas de crecimiento de India”. “Además”, apunta Gour Saraff, director en España de la Europe India Chamber of Commerce, “hay mucha gente que, aunque frustrada con el lento ritmo de las reformas, lo apoya con tal de no volver al sistema anterior”. Ese ‘sistema’ al que se refiere Saraf es el que no hizo mucho para que el 60% de la población pudiese dejar atrás la agricultura de subsitencia y que 645 millones de ciudadanos carezcan de agua potable y electricidad. “Sus planes son tan ambiciosos que no debe sorprendernos si no puede cumplir con todo lo prometido” dice Pankaj Ghemawat, profesor del IESE de economía de mercado

La Cámara Alta, donde el Gobierno no tiene mayoría, ha frenado reformas clave

El primer ministro se ha marcado como objetivos prioritarios la liberalización de la economía y la reducción de la burocracia. El país ocupa el puesto 142 de una lista de 189 que hace el Banco Mundial para medir la facilidad para hacer negocios. De momento, India sigue siendo un país endiablado para hacer negocios, lo que le penaliza a la hora de captar inversión extranjera directa y hasta provoca que muchas empresas huyan del país. “Muchas compañías españolas que se instalaron en India acabaron por desistir”, reconoce Naiara Alonso, ejecutiva de Indolink, una consultora que ayuda a invertir en el país asiático.

En lo que lleva de mandato, Modi ha logrado impulsar algunas medidas para facilitar los negocios. “Pese a que queda mucho por hacer”, dice Alfredo Bonet, director de Internacional de la Cámara de España, “se han aplicado ya reformas decisivas en fiscalidad o inversiones extranjeras, que aumentan el atractivo del mercado indio”. La fiscalidad india ha sido muy criticada por las multinacionales por imprevisible y laberíntica. “También ha aprobado medidas para flexibilizar la burocracia y reducir la corrupción, algo que, ya se sabe, no se va a resolver en dos años”, apostilla Alonso.

El ‘efecto Modi’ empieza a extenderse. “Los Estados más proclives a los cambios”, dice Saraff, “como Gujarat, pero también Tamil Nadu, Punjab o Maharashtra, están tomando sus propias iniciativas para alentar la inversión y reducir la burocracia”. Las empresas extranjeras están respondiendo. La inversión exterior aumentó el año pasado en un 62%, hasta los 35.000 millones de dólares. Cada vez más multinacionales están dispuestas a darle una oportunidad a Modi.

25 sectores clave

El llamado Make in India (Hazlo en India), “que busca convertir al país en un núcleo de fabricación a escala mundial, centrado en 25 sectores”, explica Ghemawat, “es otro de los puntales de la estrategia de Modi”. Sus prioridades son impulsar los sector del automóvil, la aeronáutica y aeroespacial, y la electrónica. India, además, ya cuenta con un gran sector de tecnología de la información y comunicación.

El primer ministro cree que la industria es el único sector que puede crear trabajo en un país en el que, según Delage, “entran en el mercado laboral unas 12 millones de personas cada año”. Y el hecho de que los sueldos en China hayan subido se ve como una oportunidad. Las multinacionales empiezan a reaccionar. Ford invirtió 1.000 millones de dólares en su segunda planta de Gujarat y Hyundai va a construir una tercera planta. “Las empresas japonesas, con problemas en China” dice Delage, “han convertido al país en el principal destino de inversión en Asia”. Saraff considera especialmente alentador que “Foxconn, que fabrica para Apple, vaya a trasladar su planta de China a India”. Pero estos planes tendrán poco recorrido si no se modernizan las infraestructuras. La velocidad de los ferrocarriles y en las carreteras no supera los 25 kilómetros por hora. De ahí que Modi haya puesto en marcha programas de construcción y renovación que sitúan al país en la mira de todas las empresas constructoras del mundo.

El mandatario ha hecho más de 20 viajes al exterior en su primer año para atraer socios

Luego está la educación. Las universidades indias son deficientes: el país solo tiene una entre las 500 mejores del mundo: China tiene 32. El 50% de la población que va al mercado laboral no tiene formación profesional. El 29% es iletrada.

Modi también parece decidido a controlar las variables macroeconómicas. La tasa de inflación se ha reducido al 4,9% desde el 8,3% del año pasado, igual que el déficit fiscal, contenido en el.4% (4,1% el año pasado), lo que le ha permitido al banco central reducir los tipos de interés desde el 8% al 7,25%. Lo más interesante es que el PIB está regresando a las tasas de crecimiento habituales entre 2000 y 2010 (9%). En el primer trimestre el PIB subió el 7,5%, medio punto más que el de China. Para 2015 se espera que crezca entre el 7,5% y el 8%.

En términos políticos, el primer ministro no lo ha tenido fácil. Tiene mayoría en la Cámara Baja (Lok Sabha), pero está en minoría en la Alta (Rajya Sabha), lo que ha hecho que algunas de las leyes liberalizadoras sigan estancadas. “Es el caso de la ley de Tierras, que frena las expropiaciones para industrias o carreteras”, explica Saraff. Cerca de 300.000 millones de dólares en inversiones están paralizadas por esto. También la parálisis de la reforma laboral es preocupante, explica, “ya que tenemos un mercado de trabajo rígido, con leyes obsoletas, que ahuyentan a las multinacionales”.

Modi no parece desanimarse. Como el país no dispone de las capacidades industriales y financieras para avanzar en sus planes “ha hecho más de 20 viajes al exterior para buscar inversiones y socios”, explica Delage. Sobre todo en China, Corea o Japón, los únicos, en su opinión, con capacidad industrial y dinero para invertir.

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