_
_
_
_
Reportaje:Economía global

Navidades a dieta en Oslo

La escasez de mantequilla en Noruega evidencia tensiones entre los países nórdicos

El tendero Jari-Pekka Suomenrinne pasa días muy agitados. Sus clientes noruegos se llevan toda la carne, congelados, las frutas, la cerveza y, sobre todo, la mantequilla. "La mantequilla se ha terminado hace dos semanas y el mayorista me ha prometido que enviará un camión para el viernes, pero para nosotros es demasiado tarde pues estamos en vísperas de Navidad", dice Suomenrinne, que regenta su tienda en el pueblo limítrofe de Nuorgam, en el punto más septentrional de la Laponia finlandesa. "No podemos hablar de contrabando, pues la frontera permanece abierta. Pero los precios de los alimentos en Noruega son un 35% más caros que en Finlandia", dice.

Uno de los países más ricos del mundo se enfrenta a una escasez total de un alimento clave para su dieta, más ahora en época navideña. La caída de la producción lechera, tras un verano de excesivas lluvias, y la alta demanda de mantequilla han provocado problemas de abastecimiento. El 90% de la mantequilla es producida por una empresa estatal, que no ha sabido, o no ha podido, reaccionar a la escasez. Y las duras leyes proteccionistas del país gravan fuertemente las importaciones de este producto, lo que ha provocado un aumento del contrabando.

Los alimentos son un 35% más caros en este país que en Finlandia
La caída de la producción lechera causa el desabastecimiento

El mismo espectáculo se puede apreciar a lo largo de la frontera de Suecia y Noruega. Los suecos, sin embargo, no se cansan de comprar bebidas alcohólicas en los estancos finlandeses vecinos a la frontera común y hacen incursiones con el mismo fin a los supermercados de Dinamarca.

Son escenas cotidianas en los países nórdicos a pesar de ser la región europea que más ha avanzado en su integración económica. El Consejo Nórdico nació antes incluso que el Tratado de Roma de 1957, que creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) y que un año más tarde daría origen a la Comunidad Económica Europea (CEE). En 1955 estos países establecieron un mercado laboral y una seguridad social común y libertad de movimiento de las personas. El gran beneficiado de esa integración fue Suecia, que recibió 600.000 trabajadores de una empobrecida Finlandia, equivalente al 20% de la población del país de los mil lagos y que fue un importante impulso a la industria sueca.

En 1973, Noruega y Dinamarca organizaron sendos referendos para ingresar en la CEE. Dinamarca votó positivamente y Noruega dijo no, y desde entonces los noruegos han rechazado todas las propuestas de integración. En enero de 1995, tanto Finlandia como Suecia se incorporaron a la familia europea y fue entonces cuando el presidente de Finlandia y posterior premio Nobel de la Paz, Martti Ahtisaari, descartó la creación de un grupo de presión regional. "Los nórdicos no tenemos ningún interés en formar un bloque al interior de la UE". Y así ha sido. Finlandia se incorporó a la eurozona, mientras Dinamarca y Suecia rechazaban su ingreso. El cuadro nórdico se completa con Noruega e Islandia fuera de la UE.

Noruega se volcó hacia el Mar del Norte, con muy buenos resultados. En 1963 comenzó la bonanza del petróleo, que vino a cambiar de raíz la tradición marítima y agraria del país. En la actualidad, las exportaciones de petróleo y gas natural representan casi el 65% de todas las ventas exteriores del país [ver gráfico]. En el caso sueco, la gran economía de la región apunta a una nueva recesión en 2012. La antaño potencia industrial parece haber dejado paso a una sociedad de servicios donde la consultoría y el buen saber son pilares centrales.

Suecia es el país pionero en la creación del Estado de bienestar, pero ha cedido la gestión de muchos centros para la tercera edad a multinacionales estadounidenses o inglesas, cuyo cuidado de los pensionistas es tan deficiente que no guarda los mínimos estándares de un país europeo. Del resto, tres cuartas partes del comercio exterior sueco tiene como destino la Unión Europea y el 23% va a los otros países nórdicos.

Pero con todo, quizá la situación más difícil sea la de la economía finlandesa. "Nos esperan dos años de crecimiento cero, rozando la recesión. El crecimiento llegará en forma mucho más lenta que durante la crisis de 2008. La economía global se ralentizará y entre nuestros propios problemas tenemos el agudo envejecimiento de la población, que será una dura carga en el futuro próximo", asegura Antti Suvanto, economista del Banco de Finlandia.

Las proyecciones de la entidad distan mucho del optimismo con que asumió el Gobierno de coalición la pasada primavera, cuando el entrante primer ministro, Jyrki Katainen, auguraba un crecimiento de un 4% o 5% para los próximos años.

"Después de la crisis de 2008, la producción industrial de Finlandia se ha deteriorado notablemente y será muy difícil alcanzar los niveles precrisis", dice Suvanto. Durante el último lustro, Finlandia ha perdido unos 60.000 empleos en la industria tecnológica por la masiva emigración de las empresas a China. Tampoco el buque insignia de la industria finlandesa, Nokia, es ni sombra de lo que era: representa un 1% del PIB frente al 4% de hace una década. Los vecinos nórdicos no serán la tabla de salvación del país. "Nuestros vecinos son economías pequeñas y sufren los mismos problemas que nosotros", dice Suvanto.

En los últimos meses hay una actividad frenética en la Laponia finlandesa en busca de minerales. El subsuelo lapón contiene uranio, oro, fósforo y otros, y las autoridades están promoviendo su explotación, en un momento de auge de las materias primas.

Uno de los municipios de mayor actividad es Savukoski, donde se supone que tiene su morada Papá Noel, en la colina de Korvatunturi. El alcalde está feliz: "Podremos crear unos mil empleos y mirar al futuro con optimismo". Pero los granjeros no piensan igual. "Laponia es el último desierto de Europa. Toda actividad minera es muy dañina para la naturaleza. En la actualidad han roto la armonía del paisaje, en la ruta de mis renos para su trashumancia hay ahora un gran tajo. Con tanto fósforo y tanto uranio, la barba de Papá Noel se pondrá verde", dice Juhani Lakela. -

Un empleado repone mantequilla en las estanterías de un supermercado de Oslo.
Un empleado repone mantequilla en las estanterías de un supermercado de Oslo.HEIKO JUNGE (EPA)

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_