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Reportaje:

Ciudades superdotadas

Las empresas buscan municipios inteligentes que apuesten por la tecnología para mejorar la calidad de vida y ser más eficientes

Cristina Delgado

Dicen que la mejor manera de limpiar una casa es no ensuciarla y que la energía más barata es la que no se gasta. ¿Y si el objetivo es mantener limpia una ciudad o rebajar la factura de la luz en una autopista? Las recetas caseras no pierden sentido. Pero a veces necesitan también otro empujoncito: tecnologías, estrategias y proyectos que pueden hacer que los municipios sean más sostenibles y eficientes. El objetivo es lograr smart cities, ciudades inteligentes que hagan un esfuerzo consciente por usar la tecnología para mejorar la calidad de vida y gastar la menor cantidad de recursos posibles. Y no solo se trata de dinero. El medio ambiente, el tiempo de los ciudadanos y su salud también cuentan.

Málaga es la ciudad más inteligente de España, según la consultora IDC

En el año 2050, el 75% de la población mundial vivirá en ciudades. Todo un reto para los que organicen las grandes urbes. En España, el boceto del futuro es bastante similar: su población crecerá hasta 2030 el 7,5%, con sus habitantes cada vez concentrados en menos espacio, por lo que la densidad de población aumentará un 23%, de los 80 habitantes por kilómetro cuadrado a los 98. El porcentaje de población urbana pasará de un 76% a un 82% en 20 años. Esto se traduce en un doble problema: unas pocas ciudades enormes (y por tanto difíciles de gestionar) y miles de poblaciones pequeñas (y cada vez menos pobladas que necesitan aun así servicios para sus ciudadanos). La tecnología pretende dar respuesta a ambos retos.

"Nosotros preferimos hablar de smarter cities [ciudades más inteligentes], porque creemos que todas las ciudades ya son inteligentes, pero hay que desarrollar esa cualidad", explica Javier Gil, director de los proyectos de Smarter Cities en IBM España, Portugal, Grecia e Israel. Esta empresa trabaja en 2.000 acciones diferentes en todo el mundo, entre ellas, varias en España. "Cuando hablamos de ciudades más inteligentes hablamos sobre todo de eficiencia. El de smart city es un concepto que ha ido evolucionando desde 2005 y 2006, a partir de lo que antes era urbanismo", explica Gil. El objetivo es lograr ciudades "con más calidad de vida".

Obviamente, si las empresas están interesadas en el concepto es porque se traduce en negocio. En el sector de las soluciones para smart cities insisten en que es siempre un beneficio en una doble dirección: las compañías venden servicios, pero a los municipios les interesa porque supone mejorar la vida de sus ciudadanos e incluso ahorrar. Hay jugadores de todos los tamaños: desde pymes que han creado aplicaciones para el móvil hasta gigantes como Telefónica, Endesa, Schneider Electric, Agbar, Accenture, Siemens, Cisco, Ferrovial...

Dentro del concepto de ciudades inteligentes se habla de cientos de posibilidades, que en general giran en torno a cinco grandes bloques: energía, medio ambiente, urbanismo, movilidad y tecnologías de la información y comunicación (TIC). Los proyectos que ofrece por ejemplo IBM van en muchas direcciones. Todos se basan en la idea de que es necesario que una ciudad inteligente tenga sistemas de recogida de datos, de análisis de los mismos y de predicción a partir de ellos. Son, por ejemplo, los desarrolladores de la receta electrónica en Extremadura, un sistema con el que los ciudadanos que van al médico reciben una tarjeta que contiene sus datos. El farmacéutico puede trabajar con ellos. "Para quienes más avance ha significado es para los enfermos crónicos, que ya no tienen que ir cada pocas semanas para una receta, ya que en su tarjeta se indica que en la farmacia le deben dispensar sus medicamentos periódicamente", explica Gil.

Todas las acciones que mejoren la vida de las personas suman a la hora de valorar la inteligencia de una ciudad. Cada nuevo servicio más eficiente es como una inyección de coeficiente intelectual. El municipio que podría ser considerado como el Albert Einstein de España es Málaga. Esta ciudad fue considerada por la consultora IDC como la más inteligente del país. "Málaga es el proyecto español pionero destinado a crear una ciudad ecoeficiente. Su objetivo es conseguir una integración óptima de las fuentes renovables de energía en la red eléctrica", explica la consultora, que recuerda que el proyecto fue posible gracias a la colaboración de Endesa y la cofinanciación de fondos comunitarios. "Es cierto que este proyecto fue la base, pero Málaga ha ido más allá en cuestión de smart city", apunta David Bueno Vallejo, gerente del Centro Municipal de Informática (CEMI) del Ayuntamiento de la ciudad. El proyecto de electricidad fue clave. En resumen, cuenta Bueno Vallejo, se trataba de lograr el autoabastecimiento a través de varios sistemas, que van de los aerogeneradores a las placas solares. Además, toda la ciudad está iluminada a base de leds (que consumen mucho menos que las bombillas tradicionales), se trabaja en un centro de control de averías... "Pero ahora ya no es solo la electricidad", insiste. Han ido aplicando muchos más proyectos inteligentes. "Los semáforos están programados para distribuir el tráfico. En la zona del centro se han instalado pilones que solo permiten el paso a los residentes. La empresa malagueña de transportes ofrece una aplicación para móviles y ordenadores que permite a los ciudadanos saber dónde está en tiempo real cualquier autobús...", desgrana. Decenas de proyectos. Y los que están por llegar: tienen preparadas ideas para la gestión de recogida de basuras más eficiente, para edificios inteligentes, administración electrónica... "La idea pilar es que la tecnología mejore la vida de las personas", resume.

Pero la tecnología cuesta dinero. ¿Cómo pueden los municipios hacer frente a proyectos innovadores con las arcas medio vacías? "La crisis afecta. Eso es indudable. Pero la idea es conseguir más con menos. Hay mejoras para las que se puede buscar la colaboración de empresas o fondos de innovación. Y no hay que olvidar que muchos proyectos cuestan muy poco en comparación con lo que permiten ahorrar", justifica el Ayuntamiento de Málaga.

Coincide en esta apreciación Alejandro Fábregas, director de la División de Distribución de Endesa en Cataluña. Su empresa fue la impulsora del proyecto de electricidad inteligente en Málaga. Ahora trabajan en varias iniciativas para Barcelona, que ya han implantado en algunas zonas de la ciudad. Por ejemplo, los contadores inteligentes. Ya hay 14.000 en la zona de la Villa Olímpica. Se trata de contadores que dicen a la empresa y al usuario cuánto y cómo consume la energía a tiempo real. "Saber lo que se gasta permite una gestión dinámica", dice Fábregas. Además, siguen desarrollando la movilidad eléctrica (Endesa ha instalado ya 56 puntos de recarga para coches y motos). "El primer punto para lograr una ciudad inteligente es lograr que sea eficiente", recuerda. -

Debut en Barcelona

Fira de Barcelona celebrará este año por primera vez un gran evento sobre las ciudades inteligentes. El SmartCity Expo & World Congress, que tendrá lugar entre el 29 de noviembre y 2 de diciembre en el recinto de Gran Vía, será el punto de encuentro entre responsables de administraciones públicas, expertos, profesionales de diferentes ámbitos y empresas que discutirán el desarrollo y funcionamiento de las smart cities. Además de explicar ideas y proyectos, todos tratarán de hacer frente a una pregunta clave en un momento como el actual: ¿de dónde saldrán los recursos para financiar la puesta en marcha de iniciativas de este tipo en un momento de restricciones presupuestarias? Cada día el congreso girará en torno a un bloque: TIC, urbanismo, medio ambiente, movilidad, energía... Además de conferencias y mesas de debate, diferentes municipios y empresas acudirán a explicar sus experiencias y proyectos ya en funcionamiento. Acudirán representantes de urbes como Bangalore, Birmingham, Bolonia, Buenos Aires, Málaga, París, Portland, Río de Janeiro, San Francisco... Además, las grandes compañías del sector adelantarán algunos de sus programas y futuros proyectos.

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.

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