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El presidente de Lloyds se toma una baja por estrés

Los valores de Lloyds fueron ayer los más castigados en la Bolsa de Londres -con un retroceso de casi el 5%- tras conocerse que su consejero delegado, António Horta-Osório, ha tomado una baja temporal por razones de salud. Si el ejecutivo portugués ya causó un revuelo en el mundo financiero cuando abandonó el grupo Santander para fichar en marzo por el banco británico, su inesperada salida de escena ha sembrado el nerviosismo de los inversores en pleno proceso de reestructuración de la entidad, propiedad del estado en un 40%.

La "fatiga debida al exceso de trabajo", según una fuente próxima al directivo citada por Reuters, ha sido la causa de la retirada de Horta-Osório, a quien Lloyds confía en recuperar en su puesto "antes de finales de año". A raíz de su nombramiento al frente de una de las entidades más castigadas por la crisis crediticia en Reino Unido, Horta-Osório, de 47 años, se embarcó en un plan de recorte de costes que pasará por la venta de 630 sucursales y la supresión de 15.000 empleos. Fue el estreno en Lloyds del hasta entonces hombre de confianza de Emilio Botín en las islas Británicas, donde consiguió la ostensible expansión de la marca Santander. Horta-Osório fue sustituido como primer ejecutivo del Santander en Reino Unido por Ana Patricia Botín, hasta entonces presidenta de Banesto.

Sustituto en entredicho

Su entrada en Lloyds marcó asimismo la salida del cuadro de ejecutivos asociados a la anterior gestión, con excepción del director financiero, Tim Tookey, quien no solo sigue hoy en su puesto a pesar de haber presentado su dimisión en verano, sino que además ha sido designado sustituto provisional de Horta-Osório. Tookey no está bien visto en el mercado, que duda ahora si el portugués efectivamente estará de regreso en su cargo antes de las Navidades, como sostiene la versión oficial.

Si Lloyds no pudiera garantizar que la baja por estrés de António Horta-Osório será temporal y breve, solo una alternativa sólida podría despejar la inquietud de los inversores ante los retos inmediatos. El banco británico está inmerso en una reestructuración para reducir el gasto en 1.500 millones de libras anuales, a partir de 2014, y en el drástico recorte de su presencia internacional hasta en la mitad de los 30 países donde opera, centrándose en el sector doméstico que históricamente había liderado.

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