La plaga del caracol manzana obliga a secar la mitad del delta del Ebro

Los arrozales del margen izquierdo del Delta del Ebro (Tarragona) volverán a secarse completamente este invierno dos meses antes de lo habitual para combatir la plaga de caracol manzana, que sigue acechando las cosechas de los agricultores. La Unión Europea ha autorizado, tras la petición de la Generalitat de Cataluña, la medida de manera excepcional por segundo año consecutivo. Lo tradicional era que los arrozales permanecieran secos solo entre febrero y abril, lo necesario para preparar la siembra, y el resto de tiempo quedaban inundados para favorecer a las aves, según contempla la normativa europea.

El proyecto prevé sellar los conductos de agua que nutren 9.500 hectáreas suelo inundable el 31 de octubre y dos semanas después todos los agricultores del tramo afectado deberán tener obligatoriamente sus parcelas totalmente secas. La iniciativa se ha tomado tras los buenos resultados del año pasado: sin agua dulce el molusco sobrevive pocos días y la Generalitat calcula que con los campos secos la mortalidad del caracol manzana alcanza el 80%. Además, la medida es barata y se practica en invierno, cuando no pueden aplicarse tratamientos químicos alternativos que necesitan de temperaturas más altas para ser efectivos.

Los cazadores protestan porque la iniciativa impide la caza de patos

Pese a las medidas adoptadas en el pasado año, aun hay mil hectáreas en las que la plaga ha sido detectada. "El arroz se ha salvado, pero los desagües y el río están infestados, no podemos bajar la guardia", avisa Hernán Subirats, técnico del Ejecutivo catalán encargado de diseñar la estrategia para combatir la plaga. Durante toda la primavera se ha llevado a cabo un tratamiento experimental con saponina, un derivado de la camelia, y el año que viene volverán a repetirlo coincidiendo con la vuelta del agua dulce al delta por la siembra.

El caracol manzana pone entre 400 y 500 huevos cada 10 días, con lo que se reproduce a gran velocidad y se ha mostrado imbatible desde que se detectó en 2009. No bastan las trampas instaladas en los desagües y las acequias, tampoco verter cal viva, quemar rastrojos ni la extracción manual de ejemplares. En total, ya se han destinado 3,5 millones de euros para hacer frente a la plaga y durante esta campaña del arroz, 77 personas han trabajado sobre el terreno.

"Alguien pesimista diría que la plaga no se va a erradicar nunca, pero somos positivos y creemos que en tres o cuatro años podrá estar controlado. El gran problema es que todos los canales de agua del delta están conectados, es como una autopista para el caracol", dice Subirats. Para evitarlo, el jueves se instaló en la acequia Mare, el tramo más afectado, un filtro experimental repleto de agujeros de un 1,5 milímetros para que el caracol no pueda acceder a otras zonas. "Vale 90.000 euros y si funciona instalaremos más", cuenta Subirats.

La decisión de volver a secar los campos ha creado malestar entre los cazadores del delta, que capturan patos, porque ya han pagado las licencias y los seguros de esta temporada. "Pedimos que se seque por sectores, pero la comunidad de regantes dice que no es posible", afirma José Antonio Bertomeu, presidente de la Sociedad de Cazadores Jesús y María. Desde la Generalitat intentan apagar la polémica proponiendo que algunos campos se inunden de agua salada.