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Bataller asume "en un momento incómodo" la alcaldía de Castellón

El alcalde promete sanear las arcas del Ayuntamiento

Alfonso Bataller juró ayer el cargo de alcalde de Castellón erigiéndose como "servidor social" en un momento que definió como "social y políticamente incómodo" y tras ser elegido con los 15 votos del PP. Bataller, que llega a la alcaldía a sus 51 años tras la renuncia de Alberto Fabra por su elección como presidente de la Generalitat, tiene ante sí dos importantes retos.

El primero, sanear unas arcas municipales que están en su peor estado de los últimos años. El segundo, convencer con su gestión a quienes le critican por su escasa (casi nula) experiencia en la vida política y municipal. Hace apenas dos meses que aterrizó en el Ayuntamiento de Castellón de la mano de su antecesor. Con un perfil puramente tecnócrata le avalan, eso sí, años en puestos de dirección de diferentes hospitales y de responsabilidad en la Consejería de Sanidad.

La oposición critica su inexperiencia en la política municipal

Tras un sentido abrazo a su antecesor, el nuevo alcalde pronunció un discurso de investidura en el que fijó los tres pilares de su trabajo: bienestar social, generación de empleo y "austeridad en la gestión así como una mejor eficiencia en la gestión del presupuesto". Se presentó como un "privilegiado capitán" de una "tripulación de magníficos concejales", prometió ejercer su cargo con "humildad pero con máxima dedicación" y advirtió de que no permitirá que la crispación derive en descalificaciones.

También dejó toda una declaración de intenciones. "Los proyectos que no tienen un verdadero interés de fondo hacen el ridículo en la historia", dijo citando a Marx, "y yo quiero pasar a la historia liderando un proyecto de modernidad y de crecimiento sostenible y respetuoso con el medio ambiente para Castellón".

Bataller recalcó su "clara vocación de servidor público" y dijo estar angustiado "por la zozobra que padecen las personas de Castellón que no tienen trabajo". Para combatirlo prometió ser un alcalde reivindicativo. "Voy a priorizar todas aquellas medidas que fomenten la creación de empleo, junto con la austeridad y la reivindicación ante el Gobierno central y la Generalitat", aseguró. Además, anunció su primera decisión como alcalde: incrementar en 200.000 euros la partida de ayudas sociales.

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La toma de posesión se produjo en un pleno extraordinario al que acudieron, junto a Alberto Fabra, el consejero de Sanidad, Luis Rosado; de Infraestructuras, Isabel Bonig; el presidente de Les Corts, Juan Cotino; los diputados Vicente Rambla y Manuel Cervera; el presidente del PP provincial, Carlos Fabra, y el subdelegado del Gobierno, Antonio Lorenzo, entre otros.

Por su parte, el grupo socialista postuló como candidata a la portavoz Amparo Marco (ausente por motivos de salud) tras la renuncia de Juan María Calles, quien ayer no asistió al pleno. El secretario local y edil del PSPV, Pep Lluís Grau, manifestó que Bataller debe asumir prioridades como la crisis financiera y afirmó que la responsabilidad "exige un nivel de excelencia que no sabemos si es el caso".

El portavoz del Bloc, Enric Nomdedeu, también habló de la falta de recorrido político. "Vino al Ayuntamiento a hacer un MIR y de golpe le han dado un bisturí y un quirófano", dijo, y advirtió del "riesgo" de que tenga menos trayectoria que su equipo, sobre todo, "cuando el paciente es la ciudad de Castellón".

De hecho, Bataller era el número cinco de la lista popular, por lo que para poder ser elegido renunciaron formalmente ayer al cargo Marta Gallén, Javier Moliner y Marisa Ribes, números dos, tres y cuatro.

Necesario equilibrio financiero

Alfonso Bataller fijó ayer como eje de su gobierno la "austeridad" y una "mayor eficiencia en la gestión del presupuesto". Un objetivo que ahora es obligado. El interventor municipal ha elaborado un duro informe de liquidación del presupuesto de 2010 que dicta las medidas a adoptar para volver a un "necesario equilibrio financiero".

Y es que el nuevo primer edil llega a un ayuntamiento con una deuda viva de 110,5 millones de euros y un déficit a financiar de 33,9 millones como consecuencia de una factura de 25,2 millones de euros que se deben a los acreedores (el doble que hace un año) y un remanente de tesorería que ha pasado de tener ocho millones disponibles en 2007 al agujero actual de 8,5 millones, tal y como recoge el documento.

"La existencia de estos acreedores evidencia una falta de control en la ejecución del gasto y conlleva un incumplimiento de la ley por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad". Se advierte además de que estos pagos pendientes "producirá un menoscabo en la capacidad para atender los compromisos y obligaciones de este ayuntamiento".

Los números rojos de la tesorería implica un problema mayor: la prohibición de realizar inversiones nuevas financiadas con endeudamiento.

Junto a ello, el interventor concluye que se ha incumplido por tercer año el plan económico financiero y el plan de saneamiento municipal, por lo que ha elaborado un listado de medidas para regresar al equilibrio. Entre ellas, un "estricto control de los gastos" que posibilite la reducción como mínimo por una cuantía igual al remanente de tesorería negativo (8,5 millones) a través de menos contrataciones y un análisis de los suministros y servicios.

También exige una planificación "real" del presupuesto evitando las "técnicas de incrementalismo, al mantener gastos o ingresos por el simple hecho de que en situaciones anteriores se hubieran realizado". Pide además que se tramiten bajas en el presupuesto de 2011 si los ingresos no son los adecuados, así como "erradicar" los acreedores pendientes y los reconocimientos extrajudiciales de crédito. A largo plazo, el informe establece la realización de un nuevo plan económico financiero y un plan de austeridad.

"Hemos pasado de un arquitecto a un médico con especialidad en reanimación", dijo ayer la portavoz adjunta del PP, Marta Gallén, al hablar del nuevo alcalde. El diagnóstico lo ha hecho el interventor, ahora falta esperar el tratamiento que recetará Bataller para la obligada reanimación de las arcas.

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