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Los testaferros de Pelopincho responderán del blanqueo

El veredicto del juicio de la operación Cormorán contra el blanqueo de dinero no se conocerá hasta septiembre. La vista oral que se celebró en la Audiencia de Pontevedra quedó vista para sentencia hace una semana contra solo seis de los acusados, los principales testaferros del narcotraficante José Antonio Pouso, Pelopincho, que no llegaron a un acuerdo con el ministerio fiscal al no reconocer los cargos. De los 32 procesados que se sentaron en el banquillo el primer día de juicio, 24 admitieron la imputación a cambio de eludir la cárcel con una condena mínima de seis meses de privación de libertad y multas que según los casos se fijaron entre 45.000 y 800.000 euros.

Para otros dos, la fiscalía retiró la acusación. Se trata de una empleada de la entidad Arte y Naturaleza en la que Pouso Rivas había invertido dinero, y de la mujer del abogado Manuel Franco Argibay. Tanto Pouso como Argibay, su asesor en las operaciones de blanqueo, fueron declarados en rebeldía y sobre ellos pesa una orden de busca y captura.

Respecto al letrado huido ya en 2005, la fiscalía ordenó al Registro de la Propiedad que se renovaran las anotaciones de las propiedades embargadas que estaban a su nombre como medida preventiva. Aunque pasados 10 años el delito penal prescribirá y a Argibay ya no se le juzgará, se podrá proceder al comiso de los bienes. Así, el fallo de la sala se centrará solo en los principales testaferros del narcotraficante de Ribeira, que había acumulado un patrimonio de unos 15 millones de euros, y en el comiso de sus bienes y dinero intervenido en este proceso.

Amantes imputadas

Para estos testaferros, la fiscalía solicitó penas de entre cuatro y seis años de cárcel, recayendo las mayores peticiones de condena en las amantes de Pelopincho y en sus colaboradores de confianza. El fiscal sostuvo que Teresinha de Jesús y Lidia Niede son sus principales testaferros al figurar a su nombre hasta el 90% del capital intervenido, que se estima en 12 millones de euros, aunque ambas justificaron en el juicio que su fortuna proviene del ejercicio de la prostitución, versión que rebatió la fiscalía. También pidió condena para Antonio Gómez Eiras, Tucho -el albañil de Valga que construía los zulos en los que Pelopincho escondía dinero, joyas y otros artículos de valor- y para su hombre de confianza, Benito Suárez.

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