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Reportaje:

Las sórdidas torturas del régimen

Un libro rescata la represión obrera en el estado de excepción de 1969

Ginés Donaire

La vieja cárcel de Jaén, demolida para construir en su solar el Museo de Arte Ibero, fue testigo de las torturas y vejaciones que sufrieron centenares de presos políticos durante la larga dictadura franquista. Entre ellos estaban Eduardo Saborido y Fernando Soto, fundadores de Comisiones Obreras en Andalucía y Sevilla, respectivamente. Los dos habían sido deportados previamente a dos municipios perdidos en las sierras, Santiago de la Espada y Valdepeñas de Jaén, tras entrar en vigor el estado de excepción de 1969.

La represión que sufrieron estos sindicalistas forma parte del libro presentado ayer en Jaén La dictadura en la dictadura: detenidos, deportados y torturados en Andalucía durante el estado de excepción de 1969, una publicación de la Fundación de Estudios Sindicales y Archivo Histórico de Comisiones Obreras de Andalucía y editada por El Páramo.

Un centenar de antifranquistas sufrieron maltrato o fueron deportados

El estado de excepción de 1969, el octavo que decretaba la dictadura y el primero de ámbito nacional, se llevó por delante a casi un centenar de militantes antifranquistas andaluces, algunos de los cuales padecieron torturas en sus comisarías o cuartelillos, otros fueron confinados o deportados a los lugares más recónditos de las sierras andaluzas e, incluso, al Sáhara occidental. "El objetivo de esta medida era cargarse a la oposición y a la disidencia, y lo hizo retorciendo la propia legalidad franquista e instaurando un estado de indefensión y de angustia", señala Alfonso Martínez Foronda, coordinador de este libro en el que también han participado Eloísa Baena e Inmaculada García, todos ellos de la Fundación de Estudios de CC OO de Andalucía.

Eduardo Saborido, que estuvo ayer en la presentación del libro, y Fernando Soto compartieron sufrimiento en la cárcel de Jaén junto con José Luis López de la Calle (asesinado por la banda terrorista ETA) y el hoy magistrado Juan José del Águila. De este último se ha recuperado una carta en la que deja testimonio del trato que sufrían los presos políticos. "Destacaba la frialdad y la dureza de esta cárcel, donde se sentía el frío físico y también el social", explica Martínez Foronda, que recuerda también el valor del matrimonio compuesto por Rosario Ramírez, conocida como la prima Rosario, y su esposo, Cayetano Rodríguez, que pasaron cuatro años y medio en la cárcel por atreverse a llevar comida a los presos.

El estado de excepción del 69 afectó a trabajadores, pero también a estudiantes antifranquistas. Cobran especial protagonismo los movimientos estudiantiles de Sevilla y Granada, donde fueron detenidos 12 dirigentes del Sindicato Democrático de Estudiantes que tras su retención fueron deportados y algunos torturados. Y, como anécdota, el libro también recuerda cómo el cantautor ubetense Joaquín Sabina, entonces un rebelde activista, fue detenido en aquella época por su propio padre, inspector de Policía.

Este trabajo historiográfico está prologado por Nicolás Sartorius, uno de los condenados en el célebre Proceso 1001: "Si las celdas de castigo eran una cárcel dentro de la cárcel, los estados de excepción fueron una dictadura dentro de la dictadura. Pero el estado de excepción no solo fue la respuesta del régimen al ascenso de la protesta obrera y estudiantil, sino que también mostraba la debilidad de un régimen que no conocía más respuesta que la represión", indica Sartorius.

Con esta publicación, la Fundación de Estudios Sindicales de CC OO prosigue su trabajo de investigación y difusión del conocimiento de la realidad de la dictadura franquista y sus mecanismos de represión, mecanismos que, como apunta Martínez Foronda, "iban dirigidos fundamentalmente contra el entonces movimiento obrero".

La cárcel de Jaén fue una de las seis existentes en el país para el cumplimiento de penas para los confinados y deportados, además de albergar a numerosos presos políticos del régimen franquista.

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