El paisanaje de las Galápagos
Un equipo de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla realiza un estudio antropológico de las islas ecuatorianas
Cuando se mencionan las islas Galápagos, el interlocutor piensa inmediatamente en una tierra salvaje y frondosa poblada tan solo por extraños animales; sin embargo el hombre también forma parte de ese paraíso y el vivir precisamente allí, en cuatro de las 17 islas que tiene el archipiélago ecuatoriano, le confiere un carácter especial.
Un equipo multidisciplinar de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla y varias universidades ecuatorianas ha realizado un retrato de los habitantes de las islas Galápagos, cuando se cumplen 175 años de la llegada de Charles Darwin al archipiélago. El resultado del estudio, realizado durante septiembre y octubre de 2009, se ha convertido en el libro Habitar Galápagos. Encrucijada de naturaleza y cultura, editado por el gobierno ccuatoriano y que el pasado jueves se presentó en Sevilla.
"Querían hacer algo especial para conmemorar la llegada de Darwin a las islas [precisamente el libro se acabó de imprimir el 15 de septiembre de 2010, 175 años después de que el naturalista inglés pusiera el pie en ese paraíso de la biodiversidad], así que nosotros planteamos la posibilidad de ofrecer un enfoque distinto y convertir a sus habitantes en protagonistas", explica el sevillano Javier Andrada, autor de las más de 150 fotografías que aparecen en la publicación.
Al equipo sevillano, integrado por Javier Andrada, que también es biólogo, y los antropólogos de la UPO, Pedro A. Cantero y Esteban Ruiz Ballesteros, se han unido tres profesionales ecuatorianos: el biólogo Eliécer Cruz, el arquitecto y especialista en turismo David Parra y el antropólogo Diego Quiroga, que firman otros tantos enfoques del tema.
Habitar Galápagos es un acercamiento al modo en que las 30.000 personas que residen en las islas de Santa Cruz, San Cristóbal, Isabela y Floreana sienten su relación con la naturaleza y con el turismo que los visita.
"La Fundación Charles Darwin nos ha pedido un informe para un proyecto de conservación integral de una de las islas habitadas. Se ha elegido Floreana, que tiene solo 150 habitantes. Sus contrastes entre la parte baja, que es un secarral cubierto de lava, y las frondosas cumbres, siempre envueltas en brumas, son espectaculares", comenta Javier Andrada, quien ya estuvo el verano pasado entero trabajando en este nuevo proyecto junto a los dos antropólogos de la UPO y volverá, con el resto del equipo, otros dos meses de este año.
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