El tráfico con Portugal cae un 10% desde que hay peajes

En 2009, del total de intercambios de mercancías realizados desde España a Portugal, un 88% se efectuaban utilizando el transporte por carretera. En el caso de los productos procedentes de Portugal, la cifra alcanzaba un 94%. Por eso no es difícil calcular que la imposición de peajes en las autovías del país vecino -una medida adoptada por el Gobierno de Sócrates el año pasado- está teniendo consecuencias en lo que pasa a este lado de la frontera.

Un estudio elaborado por la Agencia Europea de Cooperación Territorial (AECT), con sede en Vigo, revela que el descenso de tráfico experimentado en las vías portuguesas "ha sido superior al 10% en la mayor parte". En algunos tramos llega al 21%, sobre todo en los peajes cercanos a la frontera de la A28, que comunica con Oporto.

Con la principal vía de comunicación gallega en manos privadas, la medida no ha hecho más que añadir leña al fuego de la crisis. "Las relaciones comerciales podrían experimentar un deterioro considerable en el año 2011 como consecuencia de los problemas económicos de Portugal y de la implementación de los peajes", sostiene el informe.

Exportaciones

Elvira Vieira, la directora del organismo, recordó que el 16% de las exportaciones gallegas se realizan a Portugal. Y aunque han caído, la esperada recuperación se va a retrasar: "Las previsiones nos sitúan en un escenario negativo para el año 2011", aseguró. A los descensos en la autovía de Oporto, de, 22% de media, se suman los de la carretera que une Viana do Castelo con Ponte da Lima, con un desplome en el tráfico de un 14%. "La situación es realmente preocupante", señaló Vieira antes de recordar que las exportaciones de Galicia a Portugal tienen un peso de un punto y medio en el PIB. Se estima que los peajes "pueden provocar la disminución de las ventas" de entre un 0,4% y un 2%.

Otra historia es la dificultad de conseguir los dispositivos de telepeaje y que estos se puedan homologar con los llamados "vía verde" que se utilizan en España. Algo que, aunque técnicamente es sencillo, no se ha puesto en marcha.

El Gobierno gallego incluso reconoce que los problemas para conseguir los aparatos hace que el pago por parte de los gallegos sea "muy difícil o prácticamente imposible".