El escritor de siete vidas
'Adulto extranjero' consagra al poeta, traductor y crítico Martín López-Vega, que ha sido también librero y editor
Pese a su juventud, Martín López-Vega (Po de Llanes, Asturias, 1975) ha hecho de todo -y todo bien- en el ancho mundo de la literatura. Él siempre se refiere a sus libros nuevos como "mi último LP" y, si fuera músico, no cuesta imaginarlo en un estudio tocando todos los instrumentos. Después de ser coordinador de la revista ovetense Reloj de Arena, López-Vega pasó por la Universidad de Braga y fue becario en la Academia de España en Roma, de donde salieron las crónicas de Cartas portuguesas y los poemas de Elegías romanas.
A la vuelta de su tour cosmopolita, colaboró en los suplementos literarios de casi todos los periódicos de ámbito nacional, incluido este. Más tarde trabajó en la librería La Central del Museo Reina Sofía hasta que se hizo cargo de la dirección en España de la editorial Vaso Roto, un puesto que acaba de abandonar pero desde el que ha publicado a autores como Clara Janés (sola y en diálogo epistolar con Antonio Gamoneda), Charles Simic, Lêdo Ivo o valter hugo mãe.
"La poesía es el libro de instrucciones que no nos dan cuando nacemos"
Estos tres últimos forman parte de la nómina de autores a los que López-Vega ha traducido al castellano. "En el fondo", explica, "ser crítico, librero, editor y traductor no son más que formas distintas de seleccionar y construir una biblioteca ideal. Uno siempre está haciendo una lista privada de libros que le gustaría traducir o publicar; a veces puedes hacerlo". En su caso, además, su mano derecha de poeta contraviene el aviso bíblico y sabe perfectamente lo que hace la izquierda de traductor. "El que dice que no lee para no tener influencias acaba escribiendo como José Luis Perales", afirma. "Cuando escribes pones en juego las manías que has aprendido en otros. Buscas cosas que te puedan servir".
Este hombre que hace unas semanas decidió aparcar la edición para consagrarse a la traducción y a la escritura de un libro sobre otro de sus clásicos, Franco Battiato, debutó como poeta veinteañero en 1997 con Travesías (Renacimiento). Luego vino media docena de títulos que culminaron en 2006 con el poema-libro Extracción de la piedra de la cordura, publicado por DVD Ediciones, el mismo sello que ha publicado ahora Adulto extranjero, un poemario del que, al poco de llegar a las librerías -y a las insondables listas de libros más vendidos- acaba de aparecer una renovada segunda edición.
Si Extracción de la piedra de la cordura era una obra de largo aliento que se asomaba a los límites de la razón, Adulto extranjero -así clasificó al poeta la taquillera de un museo- es una brillante colección de poemas marcados por la primera persona. "Tendría que pensar si soy dos", dice. "Lo que me aburre es escribir dos veces el mismo verso. Y me aburriría escribir poemas de Martín López-Vega. Me interesa, también en la forma, seguir las exigencias de cada texto".
No es pues raro que hable menos de encontrar un sentido como de crearlo: "Tratas de poner en cuestión todo lo que has aprendido y ver qué te sirve y qué no. Es la parte de autoayuda que tiene la poesía. Los poemas son el libro de instrucciones de la vida que no nos dan cuando nacemos. En el fondo, escribes poesía para dejar de escribirla, para aprender a vivir bien. Yo, en el momento que aprenda, adiós. Espero dejarlo pronto", dice con ironía.
De ahí que en los poemas no le importe exponerse -sus amores, sus viajes, sus homenajes- y reivindique una primera persona con los pies en la tierra frente al prestigio de las grandes abstracciones. "En el autoconocimiento lo que entra sobre todo son los alrededores. Para vivir mejor necesitas conocer el mundo en el que estás y cómo funciona". Por eso, en Adulto extranjero unos desasosegantes versos dedicados a su abuelo pueden convivir con un poema construido, literalmente, con titulares de periódicos: "Un hombre se torna en arma mutante. / El Papa perdona a los Beatles / 'Sí, hay una generación que folla poco' / ¿De qué están hechas las estrellas? / Auschwitz necesita reformas". Si la vida está en otra parte, puede que Martín López-Vega haya estado ya allí.
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