Los Windsor recuperan el brillo de la corona británica
La boda del príncipe Guillermo y Catalina, desde ahora duques de Cambridge, se convierte en un éxito de masas
La boda del príncipe Guillermo con su novia de siempre, Kate Middleton, a partir de ahora duque y duquesa de Cambridge, fue un día redondo para la monarquía británica. Un día perfecto para celebrar el matrimonio entre un miembro de la estirada familia Windsor y una hija de la clase media en la que solo falló el servicio meteorológico: había anunciado lluvia y lució un sol espléndido en Londres, una de las capitales más fotogénicas del mundo.
Más de medio millón de personas se echaron a las calles para asistir a la ceremonia y más de 2.000 millones se reunieron ante los televisores de todo el mundo para no perderse un espectáculo cargado de glamour británico.
El primer beso de Guillermo y Catalina devolvió todo el esplendor a la corona británica y dejó atrás el abismo abierto por la crisis entre Carlos y Diana en los años noventa.
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