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El instituto para la sincronización de los relojes / Cielo negro, mar negro

Narrativa. Turquía se esfuerza desde hace décadas por ingresar en la UE, que le sigue cerrando la puerta (en la OTAN está con todos los honores). Tampoco se hace mucho por abrir la entrada a su cultura. Por ejemplo, en narrativa turca, en España es difícil encontrar a autores más allá de Orhan Pamuk (y por ser Nobel) o Yasar Kemal. Ahora ocurre el milagro de la publicación de otros dos escritores. Ahmet Hamdi Tanpinar (Estambul, 1901-1962) es figura señera. Pamuk le reconoce como uno de sus padres e invoca el sentimiento que comparten por su ciudad, "hüzün" (amargura, elige el excelente traductor Carpintero; acaso también podría emparentarse con la saudade). El instituto... es la última obra de Tanpinar, aparecida poco antes de su muerte: sátira que exhibe un estilo que combina sabiamente la solemnidad más irónica y la perplejidad ante lo arbitrario de la vida. Tanpinar es novelista de personajes, y el narrador de El instituto... (un fracasado que se deja llevar al éxito inmoral) le permite, al socaire de una divertida burla de la burocracia y de lo que hoy llamaríamos ruido mediático (invención, auge y caída de una institución absurda pero irreprochablemente burocrática y enchufista), meditar oblicuamente sobre la imbecilidad y la desdicha. Novela arbórea, con saltos entre cien personajes y diversas épocas, dejará patente al lector español la inopia en que estamos sobre los logros de una literatura necesaria en Europa. Años de plomo. Cielo negro, mar negro, de Izzet Celasin (Estambul, 1958), tiene menos valor literario que de testimonio. Escrita en noruego en 2007 (el autor se exilió luego de ser encarcelado tras el golpe de Estado militar de 1980), se centra en las vicisitudes de un joven atrapado en la vorágine entre izquierdistas y bandas fascistas. Cada página muestra una sociedad en caída libre. La traducción ofrece altibajos. Hay mucha toponimia equívoca: Galatea por Gálata, Kipros por Chipre (además en turco es Kibris) y, cómo no, el lío del "solo" sin tilde, que lleva a invertir en deducción más tiempo que un futbolista en peluquería.

El instituto para la sincronización de los relojes

Ahmet Hamdi Tanpinar

Traducción de Rafael Carpintero

El Aleph. Barcelona, 2010

492 páginas. 21,95 euros

Cielo negro, mar negro

Izzet Celasin

Traducción de Carmen Freixanet

Lengua de Trapo. Madrid, 2010

423 páginas. 19,50 euros

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