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París prohíbe las estufas de gas que calientan a los fumadores en las terrazas

Antonio Jiménez Barca

El Ayuntamiento de París ha dado dos años de plazo a los dueños de bares y de restaurantes de la capital francesa para que sustituyan las estufas de gas habilitadas para calentar a los clientes fumadores -y amigos de fumadores- que toman café o comen sentados a una mesa en la acera. Desde que en 2008 se aprobó una terminante ley antitabaco que impide fumar en cualquier lugar público, en París han proliferado estos ingenios y no es nada raro, tanto en invierno como en verano, encontrar el interior de los bares y las cafeterías vacíos y las terrazas llenas de gente. Ahora, invocando un principio ambiental, el municipio parisino aprobó el lunes una ordenanza para eliminar todas aquellas estufas que se alimentan de gas, aunque podrán seguir las estufas eléctricas.

Asimismo, París ha creado un grupo de trabajo integrado por todos los afectados del sector para hallar soluciones al asunto. Estas deberán estar sobre la mesa del alcalde en a finales de 2011. La norma sale después de ocho meses de discusiones y, además del destierro de las estufas de gas, exigirá que los locales en cuestión suministren ceniceros suficientes a los fumadores a fin de que el suelo no quede sembrado de colillas, como ocurre ahora. Los propietarios también deberán retirar lo que en París se denomina "cortina de ducha", esto es, los plásticos protectores que sirven de aislantes y que protegen a los clientes del frío, algo que está extendiéndose también en España. La Unión Patronal de la Industria Hotelera francesa (UPIH), que piensa exigir una moratoria de cuatro años en vez de dos, según informa Efe, calcula que la normativa "ahuyentará" a un 20% de la clientela.

Con la ley antitabaco española también han proliferado estas estufas en las terrazas, hasta agotar el stock. Eduardo Hernández, gerente de la empresa Tecna, una de las grandes del sector, dijo ayer que en estos primeros meses de año ya han vendido más de 2.000, cuando antes vendían unas 1.000 al año. "Y tenemos pedidos superiores a esa cifra, porque algunos han aguantado el invierno sin ellas, pero tendrán que comprarlas en septiembre", augura. Hernández se queja de las cuitas ambientales: "Más polución generarán los millones de calderas de las viviendas". "Para una vez que estábamos haciendo buenas ventas con estas estufas", lamenta, pensando que la prohibición acabe llegando a España.

Por ahora, la mayoría de las ordenanzas municipales en España no han regulado nada ambiental que afecte a las estufas de gas, informa Laura Contreras. Bien al contrario, el Ayuntamiento de Madrid subvenciona su compra. El Ministerio de Industria estudió prohibir estos aparatos pero decidió permitir las estufas móviles, precisamente siguiendo el ejemplo de capitales como París.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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