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Entrevista:CENA CON... PEDRO SOLÍS

"El dolor impregnará todo lo que haga"

Rocío García

Es una mezcla de dolor y disfrute, de pasión y prudencia. Su futuro lo mide a una semana vista. No esconde la tristeza, pero sus ojos no son los de un hombre abatido. A su dolor lo mira de frente y le pone un nombre: Nicolás. "Si los besos curaran, mi hijo Nicolás sería el niño más sano del mundo". Con estas palabras Pedro Solís, nervioso y feliz, terminó su discurso de agradecimiento en la gala de los Goya, donde recibió el premio al mejor corto de animación, La bruxa, un cuento agridulce sobre algunos de los deseos que finalmente se cumplen. "Cualquier cosa que yo haga estará impregnada de dolor. Mi vida no es un plácido tren que viaja a través de una llanura, es una montaña rusa, pero es la que me ha tocado. Yo hablo de mi dolor pero no lo muestro todo. Es tan íntimo...".

El 'goya' al corto de animación fue técnico electrónico antes de hacer cine

Hace mucho frío esta noche en Guadalajara, se anuncian nevadas, y Pedro Solís, de 42 años, ha salido de casa apenas con una camisa y una cazadora fina. Ha elegido un restaurante donde comenzó a fraguar el corto con su hermano Juan. Su entusiasmo se traslada ahora al menú. No sabe qué pedir, le gustan tantas cosas, pero tiene claro lo que aconsejar de la carta. "Pide hojaldre, está de muerte, pero también quiero que pruebes el arroz que ponen con esta brocheta". Finalmente, en la mesa aparecen todos sus deseos.

Nació en Barcelona, vive en Guadalajara y trabaja en Madrid en la productora de animación Light Box. Dejó su profesión de técnico electrónico, cuando nació, hace 12 años, su primera hija, Alejandra, y se lanzó al sueño de su vida, el cine. Autodidacta en esta materia, Solís subió muy despacio los escalones que le llevaban al escenario del Teatro Real, donde le esperaba Santiago Segura para darle el Goya. "Quería parar ese momento, me iba diciendo a mí mismo: 'disfruta de cada escalón que pises, que nunca se te olvide". ¡Le estaba pasando a él! Como aquel día de hace seis años, cuando le anunciaron que su hijo recién nacido había sufrido una falta de oxígeno y, en consecuencia, una severa parálisis cerebral. "Fue la misma sensación de irrealidad que la que viví en los Goya. Una de alegría, aquella de desesperación y dolor. ¡Esto no me puede estar pasando a mí!".

"Mucho cuidado con lo que desees, porque se puede cumplir". Es la advertencia que lanza Solís y cuenta que 15 días antes de nacer Nicolás, en una cena con amigos, él y su mujer comentaban que habrían querido que su segundo hijo fuera también otra niña. "Los niños van más de botellón, todo el día con el coche haciendo el tonto... Tenía ese miedo". Cuando le anunciaron en el hospital el estado de su hijo, se dio cuenta de que se había cumplido lo que quería. Su hijo nunca irá de botellón ni conducirá un coche.

Acepta un licorcito de postre, mientras asegura que Nicolás, un niño de poderoso y rizado pelo negro, cuya foto aparece en el móvil de su padre, le ha ayudado a lanzarse a la aventura. "Mi hijo me ha ayudado a no tener miedo a la vida. Estoy contento con ella, me conformo con muy poco, dormir en casa por las noches y no en el hospital. Nicolás solo tiene seis años. ¿Cuándo tenga 30? Por eso no miro al futuro, solo vivo a una semana vista".

Solís ha sido premiado por <i>La bruxa,</i> un cuento agridulce.
Solís ha sido premiado por La bruxa, un cuento agridulce.ÁLVARO GARCÍA

El Bistro. Guadalajara

- Coca de asadillo: 8,7 euros.

- Ensalada de queso de cabra: 7,4.

- Atún plancha: 8,5.

- Brocheta de solomillo: 11,9.

- Agua y dos copas de vino: 3,8.

- Café y poleo: 2,4.

Total con IVA: 44,50 euros.

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