El festival de cine más barato

Cuando la asistencia a los cines cae en picado en España, cuando las películas comerciales saturan las carteleras y la industria cinematográfica anda alterada (antes y después de los Goya) porque nadie sabe muy bien cómo adaptarse al nuevo mundo internauta, cuando seguimos siendo líderes mundiales en piratería, y a dos días de los Oscar... Madrid sigue ofreciendo multitud de posibilidades (baratas o gratuitas) para regocijarse en el placer de ver una película en pantalla grande y en versión original.

Mientras cines míticos echan el cierre (Azul, Pompeya, Rex, Rialto, Imperial, Coliseum, Gran Vía, Avenida, Palacio de la Música...), surgen otras pantallas. Incluso algunas se recuperan, como ha ocurrido con los antiguos cines Califormia, hoy convertidos en la Sala Berlanga (Andrés Mellado, 53).

Dan la oportunidad de elegir lo que rechazó la industria porque "no da dinero"

Para los que ir al cine sigue siendo un ritual incomparable a lo que puede verse en una televisión, pantalla de ordenador o tableta de cualquier tamaño, las alternativas son diversas y a precios sumamente competitivos. El dinero ya no es una excusa.

Existe un menú gourmet cinematográfico que cada cual puede hacerse a su medida. El bufé incluye recorridos por clásicos contemporáneos, ciclos temáticos o de directores y actores y apuestas por lo ultimísimo en el campo audiovisual, de primero. De segundo, rescata aquello que, en su momento, no les pareció un buen negocio a las distribuidoras o que desapareció rápidamente de las pantallas de los cines comerciales. Y de postre, ofrecen una oportunidad a los nuevos valores emergentes, dando cabida a los cortometrajes, después de que fuesen eliminados fulminantemente de los cines para optimizar el tiempo y así poder meter más sesiones de largometrajes.

Estas otras pantallas ofrecen la oportunidad de elegir entre lo que en primera instancia no fue elegido por la industria -guiada por esa máxima universal de: "que [la película] haga dinero"- y así vivir en la ficción de un perpetuo festival en el que cada cual se fabrica su propia agenda.

En definitiva, cada semana Madrid ofrece la posibilidad de prepararse un banquete cinematográfico, para paladares exquisitos, curiosos, arriesgados, neófitos, estudiosos... La oferta de estas otras pantallas grandes gravita en torno a la almendra central de la capital: museos, centros culturales, institutos y casas de países extranjeros, pequeñas salas...

Desde los clásicos contemporáneos y el cine de autor del Círculo de Bellas Artes, hasta el cine más experimental del Reina Sofía, pasando por el moderno (con más erres) de La Casa Encendida o las joyitas del cine español de la Academia de Cine o de la Filmoteca. Además de la programación de las fundaciones (Mapfre, Joan March) y de las casas e institutos culturales extranjeros (Casa América, Casa Asia, Casa Árabe, Instituto francés...), que posibilitan una acercamiento casi excepcional gracias a la promoción del cine realizado en sus respectivos países.

El placer por el disfrute del séptimo arte ha embarcado a todas estas pequeñas grandes pantallas en una misma nave que navega, sin necesidad de Internte, buscando los mejores vientos.

Si ya ha visto Cisne negro, o ha aprovechado su reposición para ver Pa Negre; si la quiniela de los Oscar ya está completa, esta es una muestra caleidoscópica de algunas de las películas que también salpican la ciudad y de las que están por venir. Disfrute del festival.