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Los vecinos logran que el Consistorio les abra el solar vacío de La Cebada

El Ayuntamiento negocia la cesión temporal del espacio que ocupaba la piscina de La Latina hasta que se construya el polideportivo prometido y postergado

Patricia Gosálvez

De un lado de la mesa, cuatro vecinos; del otro, tres políticos. Y sin embargo, sobre la mesa no hay quejas ni reproches, sino ganas de "hacer juntos algo bonito": darle un uso al baldío solar de La Cebada. La reunión tuvo lugar este miércoles y en ella se planteó que antes de primavera podría volver a haber actividad allí donde estuvo la piscina del barrio. Allí donde se prometió un polideportivo nuevo pero donde, desde hace más de un año y medio, solo hay un hueco inútil tras una valla.

Los vecinos de este lado de la mesa representan a una treintena de habitantes de La Latina, un grupo heterogéneo y espontáneo en el que abundan arquitectos y padres jóvenes. Bajo el nombre El Campo de Cebada, llevan reuniéndose semanalmente desde septiembre en un bar frente al solar (muchas ideas se han apuntado en servilletas). "Lo que queremos es generar ciudad, un espacio que podamos usar todos, donde practicar deporte -porque desde que tiraron la piscina en Latina no hay-, un sitio para ir en bici y patinar sin coches... y queremos hacerlo de la mano del Ayuntamiento", dice Mónica Rodríguez, madre de tres niñas y secretaria de una asociación de padres de alumnos de la zona. "Lo que no queremos son ruidos, ni botellones, porque todos somos vecinos... y por eso mismo tampoco queremos algo permanente; lo que necesita el barrio es que se construya el polideportivo; pero mientras tanto...". Desde el otro lado de la mesa Juan Bravo, concejal de Hacienda (titular del solar), asiente. El proyecto de cesión, que se firmará en próximas semanas dará, aunque sea efímera, una nueva vida a 5.500 metros cuadrados de nada en pleno centro.La clave de todo este proyecto es el "mientras tanto". En la temporalidad está de acuerdo toda la mesa. De hecho, en el lado de los políticos, la mayor reticencia viene de imaginar que cuando finalmente se empiece la obra del polideportivo, para la que quedan al menos 18 meses, los vecinos sientan que pierden algo al quedarse sin lo que sea en lo que se convierta el solar.

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"Es una pena tener un suelo paralizado en pleno centro, esto es una experiencia divertida: los ciudadanos los disfrutarán y a nosotros nos quita la presión de tener un espacio así sin darle uso", explica Juan Bravo, presente en la reunión junto al concejal de distrito Centro y el director de Participación Ciudadana. "Pero ese solar será un polideportivo, este proyecto nace como algo transitorio". Y los vecinos insisten: "Lo que queremos es el polideportivo prometido, no nos vamos a atrincherar".

Ellos también tienen sus miedos: principalmente quedarse fuera en la toma de decisiones. "Queremos que este sea un proyecto abierto a todos los vecinos, un experimento de colaboración con el Ayuntamiento, en el que los ciudadanos podamos participar en todas las fases, desde la construcción de las gradas hasta las propuestas de los distintos usos", dice Manuel Pascual, uno de los jóvenes arquitectos que forma parte de El Campo de Cebada (www.elcampodecebada.org).

Reticencias aparte, prima la ilusión y las ganas de que la apertura del espacio ocurra lo antes posible. Pero luego está la burocracia. ¿Quién se encargará de la llave? ¿Quién pagará el seguro? ¿Quién firmará la obra por efímera que sea? ¿Cómo se decidirán qué usos podrían molestar y cuáles no? ¿De dónde saldrá el dinero para adecuarlo y mantenerlo? ¿De cuánto dinero estamos hablando?

Cuando un solar es público, y hay tres áreas municipales involucradas, todo implica, además de buena voluntad, un montón de papeleo. Para empezar, El Campo de Cebada no es una asociación formal (un proceso que lleva unos seis meses y retrasaría todo el proyecto), pero la cesión del solar requiere una entidad jurídica para que el Ayuntamiento se relacione con ella. En una segunda reunión sobre el proyecto, celebrada ayer, participó también Manuel Osuna, decano de las asociaciones vecinales madrileñas, y presidente de La Corrala de Lavapiés, una de las asociaciones más activas del distrito Centro. El proyecto le parece "muy interesante". "Pero hay que cerrar bien detalles importantes como el tema del seguro, los horarios y quién se encarga de la llave", dice desde la experiencia. "Y que el polideportivo se construya...". En próximos encuentros, también se unirá a la negociación la asociación Avecla de La Latina.

Quedan muchas reuniones por delante. La próxima semana se decidirá cómo dar salida a una partida presupuestaria especial para el proyecto que se articulará a través de los Planes de Barrio (que ya han adjudicado sus 6,2 millones de euros de presupuesto, 246.000 a las asociaciones de vecinos). Por su parte, los arquitectos y urbanistas de El Campo de Cebada tendrán que escuchar a sus vecinos y presentar un proyecto de diseño del espacio y su presupuesto correspondiente. La horquilla será amplia, porque a uno y otro lado de la mesa se niegan de momento a dar cifras concretas. "Aunque sea ir contra nosotros mismos, nos apañaremos con lo que nos deis", dicen un vecino en un arrebato de ilusión.

Luego queda ver con quién y cómo se articula la cesión del solar, habrá que firmar un convenio, que crear una comisión que incluya a todas las partes, que decidir qué se hace y a qué horas... "Habrá problemas, sin duda, porque sin ellos, los proyectos nacen muertos", dice Víctor García Segador, director de Participación, también en un arrebato de ilusión. "Lo interesante de este proyecto es que nos permite probar un modelo que se podría replicar en otros lugares". En Madrid ya se han cedido algunos solares (como Esta es una plaza en Lavapiés), pero nada de estas dimensiones y visibilidad.

Desde el concejal de Hacienda, al vecino arquitecto, a uno y otro lado de la mesa de reuniones, la palabra más repetida es "experimento".

Solar en la plaza de La Cebada en La Latina.
Solar en la plaza de La Cebada en La Latina.Santiago Burgos

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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