El éxito de la diplomacia del panda
Como todos los invitados parecían tener un motivo obvio -la estrella cinematográfica de ascendencia china Jackie Chan o el ex secretario de Estado Henry Kissinger- para haber recibido una invitación a la primera cena de Estado que la Casa Blanca concede a un presidente chino desde la que ofreció Bill Clinton en 1997 al entonces mandatario Jiang Zemin, la mejor respuesta de la noche llegó de boca de la cantante Barbra Streisand: "Una vez trabajé en un restaurante chino".
Se divirtieron y cenaron langosta y brindaron los más de 200 invitados a una cena que según la anfitriona, Michelle Obama, representaba la "quintaesencia de lo estadounidense", por el menú, la decoración y el concierto de jazz que ofrecieron figuras como Herbie Hancock. Por supuesto, también tocó el pianista clásico Lang Lang.
No era la primera vez que Hu Jintao venía a Washington. En 2006, el presidente George W. Bush le recibió pero solo le ofreció un almuerzo, no una cena de Estado, como quería la diplomacia china.
Tras lo que fue una maratoniana jornada de trabajo, el miércoles concluyó con buena comida, vino y camaradería entre brindis en los que no se mencionaron los derechos humanos ni el precio que hay que pagar por las exportaciones chinas.
"Lo fácil es fijarnos en nuestras diferencias culturales, pero no nos olvidemos de los valores que comparten nuestros pueblos: reverencia hacia la familia, la creencia de que con educación y trabajo duro y sacrificio el futuro es nuestro, y, sobre todo, el deseo de dar a nuestros hijos una vida mejor", dijo Obama.
Pero los más cálidos y entusiastas aplausos no le llegaron por esa anotación sino cuando anunció -fue una exclusiva- que se había alcanzado un nuevo acuerdo con el Gobierno chino para que en el Zoo de Washington siga contando con pandas gigantes chinos.
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