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Osakidetza controlará la exposición de los menores de 14 años a la radiación

El registro de pruebas radiológicas se pondrá en marcha a comienzos de 2011

Osakidetza controlará desde principios de 2011 la dosis de radiación que reciben los niños en edad pediátrica (de 0 a 14 años) cuando son expuestos a una exploración radiológica. Esta especie de cartilla radiológica electrónica permitirá contabilizar el número de dosis emitidas en pruebas como las tradicionales radiografías, pero también por otras con más incidencia sobre la salud en este sentido, como los TAC, que emiten un mayor nivel de radiación.

El Servicio Vasco de Salud va a poner en marcha un registro dentro de la propia historia clínica electrónica, que se terminará de ampliar a todo el sistema sanitario hacia el próximo mes de septiembre. La idea es controlar la exposición y racionalizar las pruebas para velar por la salud de los menores.

Sanidad deja abierta la posibilidad de ampliar la iniciativa a los adultos
El registro precisará la dosis efectiva de radiación que reciba cada niño

Eso sí, no se van a evitar las radiografías o los TAC imprescindibles, teniendo en cuenta que existen situaciones en las que una mayor exposición a esta radiación ionizante -altas ondas electromagnéticas que pueden alterar las moléculas- resulta un mal secundario ante la gravedad de las enfermedades a las que se enfrentan algunos pequeños.

"No se trata de reducir las exploraciones necesarias, sino de racionalizar la prescripción que no sea imprescindible", recalca Enrique Peiró, responsable de programas de Salud Pública de Osakidetza.

Las nuevas generaciones han crecido con pruebas a las que la generación adulta de hoy comenzó a someterse con edades avanzadas. Las dosis de radiación que aquellas recibirán a lo largo de su vida serán, por tanto, más elevadas que las de generaciones anteriores. A ello se suma la mayor esperanza de vida y el hecho de que los más pequeños resultan más susceptibles a la radiación, por lo que un número excesivo de dosis puede tener más consecuencias en ellos que en los adultos.

La Comisión Europea indica en un informe sobre esta materia que la exposición a estas ondas de los recién nacidos genera un riesgo tres veces más elevado que en los adultos de padecer cáncer. Por eso, la prioridad se sitúa en los menores, aunque no se excluye ampliar más adelante la iniciativa a los adultos, según asegura Peiró.

El registro no solo precisará el número de pruebas que se realizan a cada niño y la dosis estimada de rayos que recibe, como ya se hace en Navarra, sino que la intención es fijar el número de dosis real, lo que en términos técnicos se conoce como la dosis efectiva, que varía en función de la zona del cuerpo radiada, el volumen corporal y otros datos.

Si todo discurre sin imprevistos, los propios aparatos que realizan las pruebas marcarán el número de dosis radiológicas que reciben los niños. Los médicos podrán acceder a la información desde un ordenador para tener en cuenta la exposición a que se ha visto sometido el paciente. Los técnicos trabajan ahora con las empresas fabricantes para establecer cómo realizar la transmisión de los datos de la forma más segura para los pacientes y sencilla para los profesionales sanitarios.

La jefe de servicio de Física Médica del Hospital de Txagorritxu, María Ángeles García, explica que en la citada franja de edad "las diferencias en tamaño son muy grandes", por lo que es más difícil recabar estos datos. Para una persona de 70 kilos, una radiografía de cadera supone recibir la misma cantidad de radiación que 20 radiografías de tórax y un TAC de cabeza, cien rayos X de esa zona. En los niños con problemas crónicos se pueden exceder los niveles, pero "el beneficio es mayor que el riesgo", asegura. En casos puntuales, como los de los menores que precisen de radioterapia para combatir tumores, existen otros parámetros más específicos.

Ella forma parte de un grupo formado por radiofísicos, radiólogos y pediatras que trabaja junto con los servicios informáticos de Osakidetza para poner en marcha el registro. Además de controlar las dosis, el objetivo es impulsar una conciencia sobre la necesidad de racionalizar estas pruebas. Junto al registro, se realizará una campaña de sensibilización de los profesionales sanitarios en este ámbito y un fascículo informativo, a la par de una revisión de los protocolos.

¿Radiografías por un dedo roto?

¿Cuándo es necesario realizar una prueba radiológica y cuándo no? Los profesionales deben hacer el menor número y utilizar otro tipo de pruebas, como escáneres en lugar de TAC, siempre que resulte posible. El mejor ejemplo para explicarlo es un dedo del pie roto. Cuando un niño recibe un fuerte golpe con una posible fractura de un dedo del pie, en ocasiones los médicos piden pruebas diagnósticas que lo confirmen. Sin embargo, con confirmación o sin ella, el tratamiento será el mismo, ya que esa parte del cuerpo no se puede escayolar. Esta prueba se podría considerar innecesaria y, por tanto, se podría evitar.

La decisión de crear un registro de las dosis radiológicas que reciben los menores de 14 años responde al objetivo de Osakidetza de anticiparse a una nueva directiva europea más exigente en este sentido.

Los padres consultados por este periódico ven bien que se abra un registro electrónico. De hecho, algunos reaccionan con sorpresa al conocer que Osakidetza pondrá en marcha esta iniciativa en 2011: "Pensaba que ya se estaban controlando este tipo de cosas", asegura Julene Elguea, madre de un niño de siete años. Josemi, un padre de familia que pasea por el centro de Vitoria con su hijo de 11 años, responde que todo lo que suponga un mayor control en las pruebas de diagnóstico con influencia en la salud resulta bienvenido, "sobre todo ahora, que en la última racha llevamos varias radiografías seguidas". "Cosas del fútbol", matiza, señalando a su retoño, quien ha empezado a jugar a ese deporte en el colegio.

Osakidetza no ha descartado aún la puesta en marcha de una cartilla que registre estas dosis, al igual que hace con las vacunas, pero sus responsables explican que es más probable que solo se registren de forma electrónica en la historia clínica. Ambos padres consultados, los dos alrededor de la treintena, corroboran la idoneidad de esta opción, aunque Josemi recalca: "Siempre y cuando se garantice la seguridad de los datos".

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