La varita de Annacone
Federer encara a Nadal espoleado por su nuevo técnico y por haberle ganado siempre bajo techo
A la hora de clasificarse para la final, Roger Federer, probablemente, no piensa en su victoria en las semifinales sobre el serbio Novak Djokovic (6-1 y 6-4 en 1h 19m); ni siquiera, en la posibilidad de añadir un quinto título de maestro a su larga lista, sino en lo que se le viene encima: Rafael Nadal, el que terminó con su reinado; el que le domina por 14 victorias a siete; uno que, sin embargo, jamás le ganó en pista cubierta. Ese listado de enfrentamientos, de alguna manera, es la prueba de la reserva progresiva que domina la carrera del suizo, que ya solo vive para los grandes escenarios. La final que amenazó con fagocitar cualquier otro partido se ha convertido en una rareza en los últimos tiempos. Federer y Nadal solo jugaron tres veces desde su exhibición en el partido decisivo de Wimbledon 2008, para muchos el mejor encuentro de todos los tiempos. Así está jugando ahora Federer. "Cada bola", dijo Djokovic, "le escucha". Para el español, un aviso.
Parte del hechizo, de esa influencia que durante el torneo ha parecido ejercer Federer sobre la pelota, está en otra varita mágica. Paul Annacone, ex entrenador del estadounidense Pete Sampras y del británico Tim Henman, es su técnico desde hace meses. Nunca se ha enfrentado el suizo al español con Annacone en su banquillo. Nunca, tampoco, se ha sentido tan seguro, amparado y protegido por la pista rápida y bajo techo, especialidad precisamente en la que logró sus primeros éxitos.
"Uno de los grandes ingredientes de Roger", dijo Annacone, profeta del juego de ataque, a The New York Times, "es que su caja de herramientas es tan profunda y vasta que no creo que haya nadie que pueda igualarla".
"Lo que ha logrado Nadal es increíble", dijo Federer; "ha demostrado que puede jugar en cualquier superficie. Ahora estoy intentando poner las piezas juntas para encontrar el plan adecuado".
Nadal contra Federer en Londres. El número uno contra el dos en la Copa de Maestros, en la que el español cayó dos veces contra el suizo. Son 25 torneos grandes juntos sobre la pista. Dos leyendas y sus respectivos mitos frente a frente. Por fin, de nuevo, el partido de los partidos. Una delicia.
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