"Nuestro equipo dejó un estilo"
Paolo Rossi (Prato, Italia; 1956) es un padre feliz de una niña de cuatro meses, Maria Vittoria, 27 años después de su primer hijo, Alessandro. Este nació un año después de proclamarse campeón del mundo y máximo goleador en España 82. De ahí le quedó el cariñoso apelativo de Pablito y el recuerdo de una Italia inolvidable. Ahora ejerce de comentarista en una televisión italiana.
Pregunta. ¿Qué tipo de jugador fue?
Respuesta. Veloz, técnico, intuitivo, trataba de anticiparme a las intenciones del compañero y robarle el tiempo al contrario.
P. ¿Parecido a Inzaghi?
R. En absoluto. Él es un finalizador al límite del fuera de juego. Yo jugaba mucho más con los compañeros, me abría a las bandas... participaba mucho más.
P. En Argentina 78 estuvo espléndido.
R. Sí, debuté con una emoción grandísima contra Francia y marqué. Fue fantástico porque era todo nuevo, no era consciente de estar en un campeonato del mundo. Recuerdo a Kempes, grandísimo técnica y físicamente. Nos faltó convicción para ganar. Yo estaba, con 22 años, en la cima física.
P. ¿Mejor que en el 82?
R. Sí, porque venía de dos años sin competir por una descalificación y llegué justo físicamente. Dos años, de los 24 a los 26 años, fue una eternidad para mí.
P. ¿Una sanción justa
[acusado, con otros compañeros del Perugia, de amaño de partidos por las apuestas]?
R. Totalmente injusta, me sancionaron sin pruebas. Pero la vida es así: de una parte te da, de otra te quita. Y me llegó la compensación en España 82.
P. Con Zoff, Scirea, Cabrini, Antonioni, Tardelli, Conti, Rossi...
R. Todos con gran personalidad y muchos títulos. El líder era Zoff, un ejemplo para todos. Y Scirea, que falleció en 1989 en un accidente de tráfico. Un equipo muy fiable, que jugaba de memoria, de manera coral, como ante Argentina, Polonia, Brasil y Alemania. Tal vez la mejor Italia de todos los tiempos. La que dejó un estilo, una manera de jugar que no han dejado otros campeones.
P. Después de ser máximo goleador, campeón del mundo y Bota de Oro, ya nada volvería a ser igual. ¿Sufrió alguna depresión?
R. No, pero me costó encontrar el hambre para seguir jugando.
P. ¿El peor recuerdo de su carrera fue Heysel
[la tragedia del 29 mayo de 1985, en la final de la Copa de Europa entre el Liverpool y el Juventus]
R. Sin duda, la página más triste de la historia del fútbol. Para quienes practicamos deporte desde pequeños, la violencia es algo incomprensible: que alguien vaya a ver un partido y muera. 39 muertos. El partido debió haber sido suspendido. No tenía ninguna importancia.
P. Tras ganar a Brasil en la liguilla de cuartos, ¿cambió la historia del fútbol brasileño?
R. Sí, aquel Brasil estaba volcado al ataque, no sabía jugar de otra manera, marcaba uno y quería otro, con Junior, Sócrates, Falcão, Cerezo, Elder.... Y lo pagó contra nosotros. Después se hizo más táctico, más defensivo.
P. ¿Volvió a España?
R. Sí, volví al Bernabéu hace poco, en la final de la Champions entre Inter y Bayern y fue como si se hubiera detenido el tiempo, golpeándome las imágenes en la cabeza.
P. Y a Brasil...
R. Una noche, en São Paulo, un taxista me reconoció por el retrovisor y me hizo bajar.
P. ¿Cómo ve a la Italia de Lippi?
R. Es una mezcla de veteranos y jóvenes, pero es difícil que esos nueve campeones del mundo encuentren la motivación justa. Hay menos calidad tras perder a Totti y Del Piero. Espero que Gilardino o Di Natale, que ha hecho 28 goles, hagan lo que yo. Prandelli es el sucesor ideal para Lippi. Hace jugar muy bien a sus equipos y llega con la edad justa (52 años).
P. ¿La altura y el invierno serán decisivos?
R. Sí, es un torneo de un mes y la condición física es clave.
P. ¿Favoritos?
R. En un mismo plano, España, Argentina, Brasil e Inglaterra.
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