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La Autoridad Palestina e Israel vuelven a negociar

Enric González

Israel y la Autoridad Palestina vuelven a negociar un hipotético acuerdo de paz. Las conversaciones serán de momento indirectas, a través del mediador estadounidense George Mitchell, y nacen envueltas en un notable pesimismo por ambas partes. Quizá ese pesimismo sea el único motivo de esperanza: cualquier avance, por mínimo que sea, podrá ser considerado un éxito imprevisto.

Las gestiones de Mitchell serán informales hasta el fin de semana, cuando la ejecutiva de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tiene previsto reunirse y dar el visto bueno al proceso. Los países de la Liga Árabe ya lo hicieron la semana pasada. Mitchell se entrevistó ayer con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y lo hará en los próximos días, probablemente el viernes, con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.

Ninguna de las dos partes ha elaborado propuestas concretas y ninguna de las dos partes cree que se pueda conseguir algún tipo de resultado. El viceprimer ministro israelí, Dan Meridor, representante del ala menos radical del Gabinete conservador de Netanyahu, pronostica que tanto israelíes como palestinos tendrán como único objetivo atraerse las simpatías estadounidenses "y no conseguirán aproximar posiciones, sino alejarse todavía más".

Cuatro meses de plazo

Tampoco espera gran cosa Mahmud Abbas, que ha fijado un plazo máximo de cuatro meses a las negociaciones pero teme "un rápido colapso" de las mismas si Israel no deja de construir por completo en las colonias de Cisjordania y no se abordan de inmediato los grandes temas: fronteras, Jerusalén, refugiados, agua. "De las minucias ya hemos hablado bastante durante años", dice. Los israelíes, sin embargo, quieren empezar por las "minucias" (seguridad, comercio, etcétera) porque consideran que los asuntos importantes sólo pueden afrontarse en una negociación directa, cara a cara, y prefieren dejar el delicadísimo punto de Jerusalén para el final del proceso, cuando (si eso llegara a darse) haya acuerdo en todo lo demás.

Abbas califica al Gobierno de Netanyahu de "radical y terco". Netanyahu, a su vez, sospecha que Abbas sólo quiere ganar tiempo para forzar a EE UU a presentar su plan de paz: cualquier concesión sería menos difícil de explicar a la opinión pública palestina si viniera impuesta por la superpotencia patrocinadora.

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