_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Unidos por el tren

El martes fuimos testigos en Valencia de un acuerdo histórico que va a marcar, definitivamente, el futuro de dos comarcas vecinas, La Safor y La Marina, que durante tantos años se han dado la espalda por carecer de una infraestructura ferroviaria que las una. La presentación del Plan de Cercanías, rubricado por el ministro de Fomento, José Blanco y por el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, representa una extraordinaria oportunidad para vertebrar definitivamente esta importante franja del litoral valenciano y para generar nuevas perspectivas de futuro para los ciudadanos de Gandia, Oliva y Dénia a las que, incompresiblemente hasta hoy, estábamos vetados. Hemos cumplido. Y nos alegramos del compromiso irrevocable que el Gobierno de España ha adquirido con La Safor y con La Marina. Desde que la secretaria general de Infraestructuras del Ministerio de Fomento, Inmaculada Rodríguez-Piñero, nos informó a finales de enero en Madrid de que su departamento iba a hacerse cargo de la construcción del tren Gandia-Oliva-Dénia no dudamos de que, ahora sí, el proyecto que durante tantos años ha dormido en los cajones de la Administración autonómica sería una realidad. La palabra dada públicamente por la secretaria general en Oliva el pasado 29 de enero y posteriormente corroborada por el ministro Blanco el 2 de febrero en su visita oficial a Gandia no dejaban lugar a la duda por mucho que, desde las posiciones de quienes muy poco han hecho durante tanto tiempo por hacer realidad una reivindicación tan largamente demandada por nuestros pueblos, se empeñaran en hacernos creer lo contrario. Su palabra y una inversión de casi 4.000 millones de euros son el aval que garantiza la viabilidad del proyecto anunciado y que, por fin, nos hace recodar un pasado sin nostalgia de tantas y tantas promesas incumplidas y nos abre a un nuevo tiempo que estamos obligados a saber aprovechar en beneficio de nuestros conciudadanos. El año 2015 arrancará la construcción de la ampliación de la línea de cercanías desde Gandia hasta Dénia, con parada en Oliva, que ejecutará el Ministerio de Fomento del Gobierno de España. Es un compromiso que adoptó el ministro José Blanco con los alcaldes de Oliva y de Gandia, meses atrás, después de comprobar que la Generalitat renunció definitivamente a liderar la puesta en marcha de un proyecto vital para La Safor y La Marina que el Consell del Partido Popular decidió hacer suyo en tiempos del ex presidente Zaplana y que ha necesitado de un cambio de sensibilidad política y de visión de futuro para que pudiera avanzar hasta el acuerdo firmado el martes. Paralelamente, el Plan de Cercanías establece el desdoblamiento de la línea férrea entre Gandia y Cullera para conectar la capital de La Safor, a través de trenes lanzadera, con la Alta Velocidad Española que unirá Madrid y Valencia a finales de este año. Esta mejora en línea va a suponer poder reducir muy significativamente el tiempo que hoy invierten los turistas y los visitantes, que mayoritariamente proceden del centro de la Península, en llegar a nuestras playas. Hoy, no podemos disimular nuestra satisfacción por lo conseguido a través del diálogo entre dos administraciones que también ha servido para poner a cada uno en el lugar que le corresponde. El acuerdo para la construcción del tren Gandia-Oliva-Dénia es un triunfo de la razón frente al persistente error, de la eficiencia frente a la ineficacia y de la altura de miras frente al cálculo electoralista que durante demasiados años hemos sufrido en nuestras comarcas. Pero, sobre todo, es un éxito de los ciudadanos de buena fe de La Safor y La Marina que, a pesar de todo, no han desistido de reclamar durante años y años a sus representantes políticos más cercanos que se emplearan a fondo para conseguir una conexión férrea entre ambas comarcas y romper un tiempo de silencio demasiado largo y que tantas expectativas ha truncado. Bueno será, también, dar la bienvenida aquellos rezagados que quieren sumarse a esta iniciativa y apuntarse al acuerdo alcanzado a pesar de que en sus acciones ha prevalecido el dogmatismo doctrinario que ha supuesto la ruptura de un consenso y de la unidad de acción que tanto tiempo nos costó tejer. Si hasta ahora la gran mayoría hemos sabido estar a la altura de las circunstancias, toca seguir por el mismo camino. Porque pronto, las dos comarcas que hasta hoy han estado separadas por las malas artes de la política, estarán unidas por un buen tren.

José Manuel Orengo y Salvador Fuster son alcaldes de Gandia y Oliva, respectivamente.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_