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De puertas hacia dentro

No sólo de primeros planos sobrevive el presidente del Tribunal Superior. Más allá de la imagen externa, su cometido es ingente de puertas hacia dentro, en el seno de la propia judicatura. Su deber pasa por mantener una estrecha relación con otros tribunales, con la secretaría judicial, con la Fiscalía y los distintos colegios profesionales, entre los que destaca por su importancia y número el de abogados.

Ejerce la representación del Poder Judicial en la comunidad autónoma y es el encargado de despachar los informes que requiera el Consejo, al que también comunica las vacantes judiciales y de personal auxiliar. Además, dirige la inspección de juzgados y tribunales.

Es parte fundamental en la elaboración del presupuesto de la institución, controla las deliberaciones de su Sala de Gobierno, y preside la Comisión Arbitral que dirime los conflictos entre la comunidad autónoma y sus territorios históricos o entre estos últimos. Finalmente, le corresponde adoptar todas las decisiones urgentes, ya sean organizativas o de gestión. Retos, todos ellos, a los que Juan Luis Ibarra ya se ha enfrentado como sustituto puntual de Fernando Ruiz Piñeiro.

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