"Como Maradona, pero en rápido"

Nunca un flemón preocupó a tanta gente como el que afectó el sábado a Messi. Todavía dolorido, viajó con el Barça en tren a Zaragoza ayer por la mañana. Verle asomar por la estación de Las Delicias sirvió de bálsamo a una hinchada que vive pendiente de que el argentino sonría. "El flemón estaba en la encía, no en el diente, lo que siempre es un riesgo de lesión muscular", dijo Pep Guardiola, que agregó: "Por la mañana le he preguntado cómo estaba. '¿Estás bien?'. 'Sí'. '¿Puedes jugar?'. 'Sí'. '¿Cuánto tiempo?'. 'Todo el partido', me dijo". Y jugó todo el partido porque quiere jugar siempre: lleva 15 encuentros consecutivos y, aunque está claro que hay equipo tras él, en noches como la de ayer parece capaz de ganar sin ayuda a cualquiera que se le ponga por delante.

Messi se superó a sí mismo en La Romareda. Consiguió tres goles, su segundo triplete consecutivo, un dato para la historia: es el primero en lograrlo en lo que va de siglo en la Liga porque desde que lo consiguiera Salva, con el Racing, en la sexta y la séptima jornadas de la temporada 1999-2000, nadie había celebrado dos seguidos. Leo suma 25 goles en este campeonato (34 en lo que va de curso, sumando todas las competiciones), así que ha superado su mejor cifra, la del año pasado, cuando marcó 23 en la Liga. A los 22 años, ha marcado 79 goles en la Liga. Ayer superó al legendario Evaristo, pero está a dos de Rexach y lejos de los 195 de César.

Messi sublimó su estilo en la jugada del segundo gol, que tuvo aceleración, cambio de ritmo, regate y definición, pero además tuvo pelea porque se trabajó la recuperación del balón. Una vez cogió la pelota, se aprovechó de los espacios para jugarse el cara a cara con cualquier rival: 12 toques de balón, 10 con la izquierda, un relámpago camino del área. Y un gol inolvidable, "mejor del que metió Maradona en Madrid, ése en el que Juan José se comió el palo", dijo José Aurelio Gay, el entrenador del Zaragoza, que se rindió ante La Pulga.

"Es como Maradona, pero en rápido. Puedes ganar al Barcelona, pero no a Messi. Por muchas ayudas que mandes, no llegas nunca por la velocidad a la que juega. Ha encontrado espacios por el centro y ahí ya no hay nada que hacer. Si metemos el cuarto, nos mete 12", reconoció el técnico, superado por tanto talento. "Te sale por un lado, por el otro... Acelera de cero a cien y, aunque haga el mismo regate, lo hace tan rápido que no puedes pararle", aseguró Ander: "Le he pedido a Mateo que le agarrara del flemón", bromeó.

"El equipo me ha ayudado. Es un trabajo de todos", dijo Messi, que se quejó del césped: "Estaba muy mal, muy alto" -"hace dos semanas que no lo riegan", insistió Guardiola-. Y se felicitó porque el equipo supo "jugar de cara" contra un rival al que consideró muy duro. "Es humilde, buena gente, no tiene un gesto malo", reconoció Gay.

El partido no fue un paseo, pero, cuando más se complicó el tema, volvió a brincar. Ya lo dijo Guardiola: Messi es a su equipo lo que fue Jordan a los Bulls de Chicago. Si el partido se encalla, aparece Leo, así que forzó un penalti con la misma facilidad con la que había marcado tres goles. Generoso, se lo cedió a Ibrahimovic, que seguramente lo necesitaba más que él tras una noche con poco tino.

En los últimos cinco partidos, desde que el Málaga visitó el Camp Nou, el Barcelona ha marcado 14 goles y Messi ha firmado 11. Nueve de los 10 últimos llevan su sello, todos salvo el de penalti que marcó el sueco. Messi se llevó la pelota, claro, así que ya tiene tres en casa esta temporada, una por triplete (Tenerife, Valencia y Zaragoza).

La Pulga se supera a sí mismo cada jornada y ni siquiera sus mejores amigos parecen adivinar donde está el límite. "No lo sé, no sé dónde está su techo", reconoció su compañero Milito, a quien buscó en el banquillo para dedicarle el tercer gol de una noche inolvidable.