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Reportaje:TEATRO

Un Jardiel puro y delirante

Incomprensiblemente, es una de las obras menos representadas de Enrique Jardiel Poncela, a pesar de contar con un texto rico en vocabulario y en disparates. Para paliar esa carencia, el director Juan Carlos Pérez de la Fuente ha puesto en pie Angelina o el honor de un brigadier, sin escatimar ni en reparto ni en producción. El montaje sólo estará hasta el 17 en los Teatros del Canal.

Estrenada en Madrid en 1934 y convertida en película hollywoodiense dirigida por Louis King en 1935 (¿qué pensarían los americanos del humor jardieliano?), esta caricatura en un prólogo y tres actos, además de ser en su momento un texto vanguardista teñido del mejor teatro del absurdo, pone de relieve la gran capacidad de Jardiel para parodiar los dramones realistas decimonónicos y reírse a mandíbula batiente, con ingenio ramoniano (del de Gómez de la Serna), de esas cosas del amor, los cuernos y el honor de la mano de militarotes, damitas, poetas remilgados, donjuanes estrafalarios, señoronas ardientes... A punta de verso y ripio, grandes actores como Chete Lera, Jacobo Dicenta y un amplio reparto, hacen desfilar personajes estrambóticos, de ese Madrid burguesón de 1880, que viven las peripecias más delirantes dentro de la buscada, por Jardiel, "lógica de lo inverosímil".

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