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Los israelíes apoyan el canje de presos para liberar a Shalit

Una apurada mayoría de israelíes apoya un intercambio de prisioneros a cualquier precio, según una encuesta cuya publicación coincidió ayer con una nueva jornada de intensas negociaciones entre el Ejecutivo hebreo y Hamás sobre un posible canje de presos palestinos a cambio de la liberación del soldado Gilad Shalit, capturado en Gaza hace tres años.

En total, un 52% de los encuestados apoya la liberación de sus soldados, incluso a cambio de la puesta en libertad de reos palestinos con condenas a cadena perpetua, porque piensan que se trata de una obligación moral del Estado que les ha enviado a la guerra, según los datos del sondeo realizado por el Instituto Truman de la Universidad Hebrea y el centro de investigación política de Ramala.

Un 35% de los consultados defiende sin embargo que Israel "no debe liberar a terroristas que han matado a israelíes en ataques terroristas dentro de Israel, ya que esto podría fomentar nuevas capturas de soldados y actos terroristas", según reza el comunicado conjunto de los centros de encuestas. "Estos datos reflejan los parámetros en los que se mueve el debate público en Israel en relación con las negociaciones con Hamás sobre Shalit", estimó el profesor Yaacov Shamir, responsable de la encuesta.

Negociación indirecta

Israel y el movimiento islamista se encuentran en la que podría ser la recta final de unas dilatadas negociaciones indirectas para intercambiar casi un millar de prisioneros palestinos por el soldado, capturado en las inmediaciones de Gaza en junio de 2006. El Gobierno israelí ha mantenido día y noche maratonianas reuniones de alto nivel desde el pasado domingo, mientras en Gaza el ala militar de Hamás recibía ayer al mediador alemán, portador de la última contrapropuesta israelí. Una delegación del grupo islamista tiene previsto viajar hoy a Damasco para discutir el texto con los líderes de Hamás en el exilio.

A principios de semana, las declaraciones de uno y otro bando y la intensidad de las negociaciones hicieron pensar en la inminencia de un acuerdo que en la noche del martes volvió sin embargo a encallar. Israel exige la deportación de cerca de un centenar de presos "con sangre en las manos", mientras que Hamás se opone al traslado de los reos fuera de territorio palestino. Una posibilidad que ayer se barajaba es que sean los propios presos los que decidan si aceptan o no la deportación.

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