300 millones de deuda, 27 millones de pérdidas y todos en paz
Una veintena de accionistas del Atlético aprueba unas cuentas que estrangulan al club - Abásolo, ex vicepresidente económico y tercer máximo inversor, vota en contra de la gestión de Gil Marín y Cerezo
La nefasta marcha del Atlético en la Liga, a dos puntos del descenso y a 15 del Valencia, que ocupa la última plaza que da acceso a la Champions, se deja notar en la hucha del club. Los gestores reconocen ya una pérdida de seis millones de euros en esta temporada y prevén que la cifra se dispare hasta los 18 millones al 30 de junio. Unos cálculos bastante optimistas cuando en el anterior ejercicio fueron de 27,7 millones. Y eso que entonces se ingresaron más de 18 en la Liga de Campeones, de la que el Atlético se despidió invicto tras caer en los octavos de final ante el Oporto. Ahora el panorama es desolador: el equipo de Quique Flores ya está eliminado y sólo queda el consuelo de la Europa League, que supondría poco más de cinco millones si se ganara.
El consejero delegado plantea austeridad y mayor eficiencia con los recursos
Los críticos alertan de la falta de margen para actuar y la pérdida de autoestima
Eran las doce de la mañana y, mientras el Gordo de Navidad inundaba de millones las calles de Madrid, el consejero delegado, Miguel Ángel Gil Marín, apostaba por "la austeridad" y por "ser más eficientes con los recursos existentes" para tratar de sanear las maltrechas cuentas del Atlético. Le prestaba atención un restringido grupo de accionistas que representaba al 97,39% del capital social del club. A su izquierda, Enrique Cerezo presidía la sesión mientras otro directivo, Pablo Jiménez de Parga, ejercía de secretario y un notario no perdía detalle de lo que acontecía. Tampoco hacía falta. Como era previsible, los asistentes aprobaron las cuentas anuales con el 93,59% de los votos presentes o representados. Lo normal cuando el 90% de las acciones se las reparten entre la familia Gil y el empresario cinematográfico. Lo mismo pasó con los presupuestos para este curso (sobre el papel, 142,8 millones de ingresos y 142,3 de gastos) con un voto a favor del 98,79%.
El ambiente amable y distendido que reinó en la sala no evitó que se escuchasen misivas durísimas, como las que lanzó Fernando García Abásolo. Con guante de seda y puño de hierro, el tercer accionista de la entidad (5%) y ex vicepresidente económico, cargo del que dimitió en septiembre pasado por "discrepancias en la gestión del club", mostró su alarma por "los 300 millones de deuda neta" que estrangulan a la institución. Nadie le rectificó, pese a superar por mucho los 200 que Gil Marín admitió hace unas semanas. "El que calla otorga", fue la conclusión a la que llegó José Luis Sánchez Ayuso, un accionista minoritario. Lo mismo vino a decir Abásolo: "Tengo la sensación de que estamos viviendo la misma película de los últimos años. Es hora de reflexionar y hacer autocrítica por el bien de este equipo... El Atlético está llegando a su límite. Tenemos una máquina de gastar dinero que ha perdido un promedio de entre 30 y 40 millones en los últimos años". "Ya no tenemos margen. La deuda aumentará otros 40 millones al 30 de junio, atravesamos la peor década deportiva y se nos han acabado los tiempos sociales. No se deja de ser atlético, pero la pérdida de autoestima en la calle es absoluta", manifestó antes de votar en contra de las cuentas y del informe de gestión de Gil Marín y Cerezo. Toda una manera de definirse, similar a la de un troyano informático, ya que sigue formando parte del Consejo de Administración.
"Me pierdo con lo que valen los metros cuadrados de La Peineta o la futura ciudad deportiva. Como atlético, no vivo de los metros cuadrados... Quiero ver brotes verdes y para eso es necesario un giro de timón", criticó también Alfonso Camba, otro minoritario, que tampoco aprobó que el salario de Gil Marín sea de 1,2 millones, el doble que hace dos años.
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