Granada se sale de la pantalla

Una anciana en animación 3D con una cara tan tierna como triste es la protagonista del último trabajo de Kandor Moon. Después de ganar un premio Goya con El lince perdido, la productora granadina, que cuenta con el aval de Antonio Banderas, uno de sus principales padrinos, acaba de estrenar en Granada el cortometraje La dama y la muerte, dentro del Festival Internacional de Jóvenes Realizadores. Escrita y dirigida por Javier Recio, granadino de 28 años, se trata de la primera producción para cine estereoscópico que se realiza en España.

"Es algo que está de moda y que está tardando un poco en llegar, pero nos vamos adaptando. Se trata de ver películas de animación en tres dimensiones gracias a unas gafas que provocan un efecto por el que los personajes salen de la pantalla", comenta Recio. En nada se parece a aquellas primeras películas con gafas de colores de principios de los noventa. Su éxito, además del realismo, radica en su efectividad contra la piratería, porque de este modo sólo se pueden disfrutar plenamente las películas en el cine. "Es uno de los motivos que lleva a la industria cinematográfica a apostar por este formato", aclara.

Con un afán distinto, el de innovar en la creación de imágenes, nació La dama y la muerte que en sus ocho minutos ofrece un mensaje original y profundo. Una mujer que vive sola en una granja tras el fallecimiento de su marido, espera reencontrarse con él. Ella aguarda la llegada de la muerte con esperanza. Un día la muerte, envuelta en una capucha negra y con su guadaña, llega a buscarla y la agarra de la mano tratando de llevarla con ella. Cuando la anciana va a poder, al fin, reencontrase con su ser querido, la muerte empieza a ser sustituida por un doctor que la atiende sobre la camilla de un hospital. "Hemos querido reivindicar el derecho a una muerte digna que debería de tener cualquier persona, sin entrar en polémicas relacionadas con la eutanasia". El cortometraje es un drama con muchos matices dignos de la comedia. "También hemos querido hacer reír, creo que es un trabajo que puede llegar a todo el mundo". Una de las ventajas para que esto se produzca es que la cinta es muda. Llena de simbología, se apoya totalmente en las imágenes para construir la historia de Javier Recio.

Después de obtener el Goya por El lince perdido, el equipo de Kandor se puso a trabajar en este cortometraje con el propósito de ensayar nuevas técnicas que esperan incorporar a su próximo largometraje. "No ha sido precisamente barato, en realidad es una superproducción en miniatura".

Los canales de difusión, como para cualquier cortometraje de su género, son pocos, aunque gracias a Internet cualquier interesado podrá verlo de forma gratuita en poco tiempo. "Ahora estamos presentándolo en festivales como el de Granada, pero pronto podrán verlo todos los internautas. Es complicado conseguir difundir un cortometraje incluso para una productora como la nuestra", añade.