La UE no cuantifica su compromiso con el cambio climático
Los Veintisiete proponen compensar a los países en desarrollo
"Podemos mirar al resto del mundo a los ojos y decir que nosotros, los europeos, hemos hecho nuestro trabajo. Estamos preparados para Copenhague". José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea, ducho en el arte de las frases redondas, produjo ayer una de antología para resumir largas horas de complicadas negociaciones en busca de una posición de la UE en la conferencia para combatir el cambio climático. Sin embargo, los Veintisiete sólo se pusieron de acuerdo en que las compensaciones del mundo a los países en desarrollo rondarán en 2020 los 100.000 millones de euros anuales. Ni una cifra de quién va a pagar qué ni cuánto, más allá del compromiso de "correr con la parte que en justicia corresponda". Y todo ello supeditado a que otros países también se sumen al acuerdo.
Los países no han acordado ni una cifra de quién va a pagar qué ni cuánto
La Unión acudirá el martes a Washington a rogarle a Barack Obama que se esfuerce por hacer que Copenhague sea un éxito. Sin el acuerdo de Estados Unidos y de China, no habrá Copenhague feliz.
La cifra de los 100.000 millones fue un cálculo realizado por la Comisión el mes pasado de lo que podría costar a los ricos de la comunidad internacional las compensaciones a ofrecer en 2020 a los menos desarrollados para que se sumen al plan contra el cambio climático. La cantidad sería la coronación de un proceso gradual de indemnizaciones a partir de 2012, fin del Protocolo de Kioto. El objetivo que se ha impuesto la UE para 2020 es reducir el 20% las emisiones de gases de efecto invernadero (se podrían elevar hasta el 30% si otros países se suman al esfuerzo).
En sus cálculos, que no tienen por qué ser aceptados por otros agentes en Copenhague, la Comisión fijaba una generosa horquilla de entre 22.000 y 50.000 millones de contribuciones de los erarios públicos de los países desarrollados, con el resto a cargo de la industria. El Ejecutivo comunitario también calculaba que la UE debería ofrecer hacerse cargo de entre 2.000 y 15.000 de esos millones.
Ése fue el punto de fricción que los líderes europeos necesitaron dos días de discusiones para pulir, junto al del reparto interno de la futura carga comunitaria. Alemania, Francia e Italia objetaban ardorosamente que se asumiera públicamente ningún compromiso financiero antes de acudir al zoco de Copenhague. Otros nueve países de Europa central y oriental, encabezados por Polonia y Hungría, en delicada situación económica, no estaban dispuestos a pagar por el hecho de ser europeos. Lo dijo un representante polaco: "Es absurdo que Rumania y Bulgaria tengan que indemnizar a Brasil por reducir sus emisiones".
La UE, siempre capaz de acomodar posiciones enfrentadas, lo volvió a hacer ayer. Ante las objeciones de los ricos a poner dinero sobre la mesa, optó por ir a Copenhague sin enseñar la cartera. Ante las de los pobres, acordó que se contribuirá a los pagos conforme a la capacidad de hacerlo, para lo que se creará la correspondiente comisión de evaluación. Además, la Unión calcula que para incentivar el movimiento de los países desarrollados entre 2010 y 2012 se les deberán abonar entre 5.000 y 7.000 millones de euros, pagaderos en la parte correspondiente por la UE de forma voluntaria.
Tal fue al acuerdo de ayer: acudir a Copenhague con una estimación propia de costes de lucha contra el cambio climático y decirse dispuesto a cargar con lo que en justicia corresponda. "No somos unos inocentes", dijo Barroso. "Nuestra oferta no es un cheque en blanco". Próxima estación, el martes en la Casa Blanca.
La propuesta
- La UE cree que el mundo pobre necesitará 100.000 millones de euros anuales a partir del año 2020 para hacer frente al cambio climático.
- El dinero sería aportado por los Estados -entre 22.000 y 50.000 millones de euros anuales- y la industria.
- La UE contribuiría con alrededor de un cuarto de la financiación pública.
- Los ecologistas consideran la cantidad insuficiente. Action Aid cree que sólo la aportación de todos los Estados debería ascender a 132.000 millones de euros al año.
- La UE quiere que se desembolsen entre 5.000 y 7.000 millones de euros hasta 2012, cuando finaliza Kioto, a la espera de que entre en vigor Copenhague.
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