El Tratado de Lisboa entrará en vigor el próximo 1 de diciembre
El presidente y el alto representante serán nombrados en una nueva cumbre
"El Tratado de Lisboa entrará en vigor previsiblemente desde el primero de diciembre", dijo ayer categórico el presidente francés, Nicolas Sarkozy. La decisión será posible "tras el compromiso alcanzado con la República Checa para levantar el último obstáculo para la ratificación", precisó el líder francés. Este acuerdo y el pequeño avance en cambio climático son los resultados más palpables de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que terminó ayer en Bruselas. Los nombramientos del futuro presidente y alto representante de la UE se acordarán en una cumbre extraordinaria que se celebrará entre eel 12 y el 18 de noviembre.
El despeje del camino para la entrada en vigor del nuevo Tratado se ha producido tras las concesiones acordadas por los dirigentes europeos, "que complacen" a los checos, según precisó el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, presidente de turno de la Unión. El presidente checo, Václav Klaus, había puesto como condición para firmar el tratado una derogación de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE para su país, similar a la obtenida por Reino Unido y Polonia.
Václav Klaus acepta la excepción al tratado que ofrece a los checos la UE
Klaus había desenterrado el espantajo de los Sudetes para pedir la derogación de la Carta al sostener que así impedía que los ciudadanos que fueron expulsados del país pudieran reclamar sus propiedades.
La fórmula adoptada para satisfacer al euroescéptico Klaus ha sido añadir el nombre de la República Checa al protocolo que limita la aplicación de la Carta de los Derechos Fundamentales en Polonia y Reino Unido. La adenda se incorporará posteriormente, previsiblemente con ocasión de la firma de adhesión de Croacia en 2012. Tras conocer la decisión del Consejo, Klaus manifestó: "He aceptado con satisfacción la decisión de la cumbre de la UE en Bruselas de que la República Checa obtenga una importante excepción del Tratado de Lisboa".
En un comunicado oficial Klaus se vanaglorió de que "la solución adoptada por los más altos dirigentes de la UE refuerza de manera fundamental la protección de la República Checa contra una eventual puesta en duda de los decretos Benes". Después de la II Guerra Mundial, unos tres millones de alemanes residentes en los Sudetes fueron expulsados de Checoslovaquia en virtud de los decretos firmados por el entonces presidente, Edvard Benes, bajo la acusación de colaboración colectiva con el nazismo.
El presidente checo aseguró que "conseguido el resultado máximo posible, no voy a plantear nuevas condiciones para la ratificación del Tratado de Lisboa". Fuentes comunitarias estiman que la argumentación de Klaus es más bien de consumo interno y carece en la práctica de valor jurídico alguno para impedir el ejercicio de sus derechos a los ciudadanos agraviados o a sus descendientes.
Eliminado el obstáculo político, sólo queda pendiente resolver el problema jurídico que está en manos del Tribunal Constitucional, que el próximo día 3 de noviembre verá el recurso contra el tratado planteado por 17 senadores del partido de Klaus. La decisión se espera para esta misma fecha o pocos días después.
Los líderes europeos confían en que los jueces volverán a rechazar el recurso como ya hicieron hace un año con una petición parecida. Si el tratado es finalmente firmado y depositado en Roma antes de fin de mes, entrará en vigor el 1 de diciembre próximo.
Durante el mes de noviembre se celebran tres fechas de fuerte significado emotivo en la historia europea: el día 9, el 20º aniversario de la caída del Muro de Berlín; el 11, el aniversario del armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial en 1918, y el 17, día de la fiesta nacional en la República Checa. Cualquiera de estas fechas podría ser utilizada como referencia por Klaus para firmar y dar así un énfasis épico a su particular batalla.
Las peripecias del nuevo instrumento jurídico, que potencia la capacidad de acción de la UE, habrán sido entonces "como un maratón, pero un maratón de obstáculos", como dijo gráficamente ayer el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
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