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Reportaje:

Las máscaras de Zeng Fanzhi

El cotizado artista chino exhibe por primera vez las obras de su colección particular en la Fundación Godia de Barcelona

Habría que ver lo que pensaría Francisco Godia si viera que en la entrada de su fundación cuelgan los retratos de Marx, Engels, Lenin y Mao. Hay que decir que los retratos no son épicos, sino más bien lo contrario. Los labios, por ejemplo, son de un rojo carmín intenso que contrasta con el gris del resto de la cara, y la superficie del cuadro parece como arañada, desdibujando los venerables rasgos de estas cuatro figuras del comunismo del siglo XX.

El hecho de que su autor sea un artista chino, Zeng Fanzhi, no sorprende. La imaginería comunista es habitual en la obra de los pintores contemporáneos del gigante asiático. En cierta manera, parece haberse convertido en una manera de exorcizar los fantasmas de un pasado aún demasiado reciente. "Cuando yo estudiaba, en los años setenta, teníamos un retrato de estos cinco personajes al final de aula", explicó Zeng Fanzhi durante la multitudinaria presentación de la exposición, que estará abierta hasta el 11 de enero. "Eran fotografías en blanco y negro, y los alumnos a veces las pintábamos para darles color, aunque eso estaba castigado. Son imágenes que remiten a la realidad de aquella época. Entonces hubiera sido impensable hacer una obra así porque estaba totalmente prohibido".

Desde joven le interesaron las diversas variantes del expresionismo
La exposición incluye piezas realizadas en la última década

Los retratos, situados en la entrada de la casa Garrigues-Nogués, la nueva sede de la Fundación Godia, funcionan como prólogo a la primera exposición individual del artista en España, que tiene la particularidad de que lo que se muestra son obras que pertenecen al propio artista, en su mayoría realizadas en la última década. En cierta manera, pues, permite realizar un pequeño recorrido por la trayectoria de este artista, uno de los más destacados del arte chino actual.

Zeng Fanzhi (Wuhan, 1964) se dio a conocer a principios de los noventa con unas pinturas de hospitales inspiradas en las escenas angustiosas que veía cada día en el centro médico situado cerca de su casa en la ciudad industrial de provincia en la que pasó su juventud. En sus años de estudiantes de pintura ya se desmarcó del academicismo dominante y se inclinó formalmente por el expresionismo occidental, que, en sus diferentes variantes, aparece como una constante influencia en su obra. Al trasladarse a Pekín en 1993, su obra cambió iniciando la serie que le daría mayor fama, la de las Pinturas de máscaras, que duró hasta el 2000 y que le sitúo como uno de los represantes de lo que se dio en llamar cínicos realistas. "La máscara me permitía expresar la sensación de soledad y de cambio que veía en la gran ciudad", señala.

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La exposición se centra principalmente en sus últimas obras, en las que los personajes recuperan su rostro, aunque el cuerpo muchas veces queda como difuminado en la tela. Destacan por lo sorprendente los paisajes, casi infernales, que parecen el reverso de la armonía que predomina en el paisajismo tradicional chino. Los realiza con las dos manos y con cuatro pinceles. Parece que con rabia.

Un mercado que oscila

En mayo de 2008, Zeng Fanzhi se convirtió en el artista contemporáneo chino más cotizado del mundo. Un óleo de su serie Máscaras se vendió en una subasta en Hong Kong por 9,7 millones de dólares, batiendo el récord anterior, correspondiente a una pieza del histórico Cai Guo-Qiang, establecido en 9,5 millones.

Eran momentos en que el mercado chino aún estaba en crecida libre. De hecho, este mismo año el mercado de arte contemporáneo en la zona asiática es mayor que el de Estados Unidos. China ya es la tercera plaza mundial del mercado del arte y 34 de sus artistas están ya en la lista de los 100 más cotizados.

Según un reciente informe de Artprice.com, sin embargo, esta euforia ha vivido un bajón este año. El mercado de Hong Kong fue el primero en notar la crisis económica y el pasado año el número de obras no vendidas en las subastas casi se triplicó. Las ventas también disminuyeron un 65% y el precio de las obras empezó a ajustarse a valoraciones más razonables. Los especuladores, que cayeron como moscas en el mercado asiático en los últimos años, parece que han abandonado de momento la presa.

De todas formas, las últimas subastas de este mismo mes de octubre en Hong Kong demuestran que ha habido una pequeña recuperación, pero la bajada se mantiene y el precio medio es menos de la mitad de lo que era hace un año.

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