_
_
_
_
_
Reportaje:Carreras & capital humano

Una red muy internacional

CEMS agrupa a 23 escuelas de negocios mundiales tras 20 años

Acaban de cumplirse 20 años del momento en que cuatro prestigiosas escuelas de negocios europeas (la española Esade, la italiana Bocconi, la HEC de París y la Universidad de Colonia) tuvieron la idea de poner en marcha lo que hoy se puede calificar, sin temor a equivocarse, como un precedente del actual, y polémico, proceso de Bolonia.

Aquel embrión a cuatro manos de hace dos décadas, la red CEMS (siglas en inglés de Comunidad de Escuelas Europeas de Dirección Empresarial), es hoy un espacio educativo interconectado que se extiende más allá de nuestro continente y que reúne a 23 escuelas de negocios como miembros plenos (19 europeas y el resto de México, Australia, Brasil y Singapur), todas ellas referentes en sus respectivos países. A este amplio abanico hay que añadir otras cuatro escuelas como miembros asociados (con sede en Canadá, China, Hong Kong y Japón).

Entre los socios de la red están Esade, la Universidad de Colonia y Bocconi
Los alumnos hacen prácticas en las compañías asociadas a CEMS

Además, 54 grandes corporaciones forman parte de la red CEMS en calidad de socios. Ellas son las que acogen las prácticas obligatorias de los estudiantes de MIM, su máster estrella, que acoge a 704 alumnos en el curso 2009-2010, correspondientes a 50 nacionalidades. En total han sido 4.500 los que ya han pasado por sus clases, de los que más de la mitad han optado por quedarse a vivir y trabajar fuera de su país de origen. Entre las empresas asociadas se encuentran marcas de todos los sectores, desde consultoras como PriceWaterhouseCoopers y

Deloitte hasta entidades bancarias como BNP Paribas, Credit Suisse, ING y Deutsche Bank, pasando por firmas cementeras (Cemex), de alimentación (Nestlé), telecomunicaciones (Nokia), prendas deportivas (Adidas) y comunicación (Canal +).

La buena acogida que ha acompañado a esta red desde su nacimiento -celebrado en la sede de Esade en Barcelona en noviembre de 1988- adquirió más impulso con la puesta en marcha, en 2001, del Máster Internacional en Dirección de Empresas (MIM). En su clasificación de septiembre de 2008, el Financial Times lo colocaba en tercer lugar del mundo entre los denominados másteres preexperiencia, es decir, previos a la entrada en el mundo laboral.

Si la movilidad profesional internacional y la empleabilidad (capacidad para cambiar de empleo sin traumas) son dos de los motores que impulsan el proceso de Bolonia, la red CEMS se adelantó a su tiempo. Como explica Josep Franch, director académico del proyecto en Esade, la escuela barcelonesa aporta cada año una media de unos cincuenta alumnos al MIM, de los que entre 20 y 25 son españoles. "Los puntales son preparar mejor para una carrera internacional y aportar proximidad al mundo de la empresa, como también requiere ahora el proceso de Bolonia", explica. Entre los requisitos que deben reunir para pasar el curso se encuentra estudiar seis meses en una escuela extranjera y trabajar durante un trimestre, en el segundo y último año, en alguna de las empresas asociadas, con prácticas que puedan ser aplicadas a las necesidades reales e inmediatas de las compañías. Así lo indica Stefano Caselli, director académico del curso en la escuela milanesa Bocconi.

"El proyecto caló desde el primer día en la dinámica de trabajo de los profesores", se congratula Josep Franch, para quien los programas "de base" (grado y máster sin experiencia previa profesional) "no son en general vulnerables a la actual crisis". "Hay quienes piensan que es un buen momento para hacer un máster, ya que la situación laboral y las oportunidades de carrera profesional serán por fuerza mayores dentro de un año o un año y medio que ahora". El aumento de las inscripciones para el próximo curso así lo confirma.

"Las alianzas y las redes son fundamentales porque una escuela por sí sola no puede ofrecer tantas oportunidades de desarrollo de una carrera internacional", subraya Stefano Caselli. Según sus datos, el 80% de los alumnos del MIM obtiene trabajo después de la graduación, y el 100% está colocado antes de seis meses. El dominio de al menos tres lenguas con soltura es uno de los requisitos para aprobar la carrera.

Esta vocación de internacionalidad la certifica con su experiencia la danesa Pia Frank Warming, quien tras pasar una larga temporada en Nueva Zelanda trabaja desde abril en su país, en el Instituto Tecnológico Danés, como especialista en recursos humanos. Su inscripción al MIM le llevó a cursar seis meses en Esade, en Barcelona. El español es una de las lenguas que domina mejor. "Poder elegir entre trabajar en mi país o hacerlo internacionalmente ha sido una de las mayores ventajas profesionales de realizar este máster", argumenta, sin olvidar las competencias lingüísticas que se adquieren al estar un tiempo fuera del propio país. Además, destaca que le permite mantener "una red con muchos estudiantes de todo el mundo, no sólo cuando se trata de oportunidades de empleo, sino también en cuestiones profesionales e incertidumbres acerca de cómo manejar situaciones o procesos diferentes".

"Me gustó que CEMS me diese la oportunidad de visitar otra universidad, así como trabajar en una empresa", responde cuando se le pregunta por los motivos que le llevaron a apuntarse. Por algo las expresiones "internacionalización" y "entorno internacional" son las que Pia Frank repite con más frecuencia. -

Y Europa se quedó pequeña

"Fueron las compañías asociadas a CEMS y los estudiantes quienes nos empezaron a solicitar que ampliáramos las fronteras de la red universitaria más allá de Europa, porque la globalización y la aparición de potencias económicas emergentes de fuera de nuestro continente les hizo ver esa necesidad". Dicho y hecho. Lo explica Bernard Ramanantsoa, decano de la HEC de París, quien, por segundo mandato consecutivo, es hoy presidente de CEMS. Su universidad es, con 70 alumnos, la que más aporta en este curso al MIM.

"Desde el punto de vista del reclutamiento profesional, hoy día no es posible ser sólo europeos", sostiene Ramanantsoa. Algo diferente ocurría hace 20 años, cuando se fundó la red como espacio paneuropeo de educación superior en dirección de empresas. Por eso, el presidente de CEMS ve ahora con claridad que la red "se adapta perfectamente al proceso de Bolonia", a lo que hay que añadir toda la experiencia adquirida en el intercambio de estudiantes entre universidades y escuelas de negocios.

"Nuestro futuro", anticipa, "pasa por ir a una mayor internacionalización; conseguir que se adhieran más grandes empresas y lograr que crezca el número de estudiantes", siguiendo la tendencia de estos últimos años. "La crisis no nos pone nada nerviosos porque crea un contexto en el que los estudiantes consideran que es necesario ser cada vez más internacionales para obtener un buen empleo", agrega. Este complicado último año, al tiempo que crecían los alumnos, cuatro nuevas corporaciones se han adherido a CEMS; dos se han dado de baja. Además, una nueva escuela de negocios, la Ivey canadiense, se prepara ya para ser miembro este mismo año. Un buen balance en tiempos convulsos, según Ramanantsoa. -

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_