Paguemos por una televisión pública, pero de calidad

La nueva reforma que propone José Luis Rodríguez Zapatero respecto a reducir la publicidad en la televisión pública ha levantado la polémica. Con esta disminución publicitaria las cadenas privadas se repartirán ese trozo del pastel que dejan las públicas. Sin embargo, si rebajamos el número de anuncios, ¿cómo paliaremos esa fuente de ingresos que quitamos? Se habla del pago de un canon, como se hace en otros países europeos, como Reino Unido con la BBC. Pero eso de pagar por ver la televisión no va con el espíritu español, y más cuando ese dinero se va a destinar a la emisión de concursos donde famosos aprenden a bailar u otro tipo de programas que lo que hacen es competir con las cadenas privadas por tener el programa telebasura más visto.

Si se paga un impuesto para financiar la televisión pública, ésta ha de recompensar a quien le paga con programas de calidad, ha de ofrecer un servicio social a cambio de ello. Ésa debería ser la misión de toda televisión, no sólo de la pública, pero a esta última la pagan los impuestos de toda la sociedad.

De momento, esto son sólo castillos en el aire, y tendremos que dejar que llegue el futuro, y elegir entre la supresión total de la publicidad en las televisiones estatales y autonómicas o si preferimos privatizarlas y dar pie a una competencia salvaje por la audiencia entre las distintas televisiones por no pagar un canon.