Kosovo y la ministra Chacón
El Ministerio de Defensa debe ser, por su naturaleza, un ministerio sin foco, a no ser que el país se ponga en guerra, que es cuando cobra razón de ser. Lo fue cuando teníamos un Ejército exclusivamente territorial; lo debería ser ahora cuando nuestro Ejército tiene un valor añadido de proyección exterior.
Con el nombramiento de Chacón (mujer, pacifista, catalanista y embarazada), Zapatero intentó una aproximación -que, visto lo visto, puede no haber sido acertada- a la encarnación del término soft power, debido a Joseph Nye, autor en 2004 de Soft Power: The Means to Success in World Politics, que trata de la habilidad política para obtener lo que se desea a través de la seducción, y no de la coacción.
Chacón no es la única responsable del desliz volcánico y balcánico, pero la cuidada puesta en escena del mismo -secretismo absoluto con la excepción del patrón, no fuera a ser que le pisaran la exclusiva-, viaje relámpago a Kosovo, holgada indumentaria castrense y frase para la historia: "¡Nos volvemos a casa. Enhorabuena!", es de su exclusiva responsabilidad. En este cargo le va a acabar perdiendo su obsesión por la imagen.
