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Crítica:CLÁSICA | Orquesta Sinfónica del Gran Teatro del Liceo
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Por el buen camino

Las relaciones entre el Liceo y el Auditori comienzan, por fin, a regirse por el sentido común gracias a un acuerdo de intercambio artístico que pone fin a años de absurdo distanciamiento. Como primer fruto, la orquesta del Liceo ha vuelto a actuar, tras cuatro años de ausencia, en la temporada de la Simfònica de Barcelona y Nacional de Catalunya (OBC). Por su parte, la OBC devolverá la visita la próxima temporada. Michael Boder, titular de la formación liceísta y debutante en la plaza, ha realizado un trabajo de admirable solidez y amplitud de miras para la ocasión, y ha logrado notables resultados con un programa difícil y sin concesiones, integrado por una obra del gran repertorio, la Sinfonía núm. 3, Renana, de Robert Schumann, y dos piezas del siglo XX poco programadas, el inacabado Concierto para viola de Béla Bartók, en la versión completada por Tibor Serly, y el Concierto para orquesta de Witold Lutoslawski.

El director artístico del Liceo, Joan Matabosch, ha demostrado nuevamente su excelente olfato a la hora de fichar un director musical, porque Boder es plenamente solvente tanto en el campo operístico como en el sinfónico. La planificación de la Renana fue modélica en su pulso interno, bien fraseada, rica en matices y defendida por una orquesta entregada que fue a más a lo largo del programa. Sensacional la viola Tabea Zimmermann en el concierto de Bartók. La orquesta evidenció su extraordinario potencial en la pieza de Lutoslawski.

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